viernes, 27 de septiembre de 2013

Diario de un maratón

Bueno pues como ya había mencionado, no es algo que haya decidido justo al acabar la pista, sino que viene de antes. Para ponernos en antecedentes, concretamente, la idea surgió una noche de cena allá por el 17 de abril, con mis compañeras Canguras donde hablábamos de nuestros siguientes retos, motivaciones, ilusiones, etc… viendo mi actitud del momento y mi desmotivación, me dijeron “¿y por qué no te animas a un maratón?”, a lo que contesté “¡anda! ¡menuda locura! aunque me hubiera gustado Berlín pero es que ya no hay dorsales“ y me contesta Patricia “¿cómo que no? yo puedo gestionártelo”… y me dan las siete cosas porque parecía de verdad, pero lo cierto es que quedó en eso, una idea, una propuesta que no llegó a nada.



Sin embargo, fue la tarde del 28 de abril, en la famosa comida post Maratón de Madrid que con unos amigos lanzamos el órdago y la frase mítica “¿no hay güevos a correr el maratón de Berlín?” y claro, mencionar esta frase entre un grupo de chicos que están eufóricos por haber terminado la mítica distancia en Madrid, con su celebración correspondiente y las cervecitas… pues tiene sus riesgos, al final “el que juega con fuego, se quema”.
Y aquí estoy en la última semana camino a Berlín, la semana de menos esfuerzo físico pero más tensión psicológica… aquí estoy casi concluyendo esta etapa que ha supuesto entrenar para el maratón de Berlín.

Pero hagamos resumen.

01 al 07 de julio de 2013: comienza la aventura hacia el maratón de Berlín.
Después de los meses de pista, que hubieran parecido ser una pérdida de tiempo en cuanto al objetivo que nos compete (nada más lejos de la realidad porque como ya habéis leído, me lo he pasado en grande y lo que es mejor, he descubierto una disciplina que me gusta y apasiona), llegan las semanas puras y duras para el maratón, 13 semanas en total de aquí hasta la fecha perseguida.
En estas primeras semanas, comienzan los primeros días de transición… de la pista al maratón: con el verano de por medio, vuelta a los entrenamientos matutinos a las 7:00 de la mañana por el JCI, otra vez el amanecer, el aire fresco, los aspersores mojándote al paso, los amables paseantes y la hierba mojada como colofón final… esa semana caen sólo 30 minutillos de rodaje, pero poco a poco vamos incrementando km y avisando a las piernas de lo que está por venir.
Recuerdo que en esos días la sensación era que la pista me había dejado tan feliz como cansada, pero con ganas de más, tanto que cuando comencé con los entrenos para el maratón, me dije… “¡uf! qué pereza”.

08 al 14 de Julio de 2013: ¡¡¡Bienvenido maratón!!!
¡Sí! primera semana de entrenos concluida… aumentando km poco a poco, algún ritmillo que otro y fuerza, un poquito de técnica de carrera y para rematar la semana, me hice por la sierra de Madrid una ruta súper agradable, fresca y muy bonita, a lo largo del río por la zona de Boca del Asno… ¿será nostalgia montañera? Ya me veía otra vez subiendo algún pico que otro… Entonces empecé a notar las piernas que estaban algo adormiladas a la vez que están diciéndome… “¡danos más!”.

15 al 21 de Julio de 2013: poco a poco vamos buscando la fuerza.
Rodaje, gimnasio, técnica de carrera, progresivos, más rodaje, más rodaje, gradas, más progresivos… parecía que aquello se animaba… 3 días más por el parque ¡¡¡y subiendo!!! Qué bonito es entrenar viendo amanecer, mientras te riegan los aspersores... ¿se podía pedir más?
Y como colofón de la semana, cayeron 50 minutos... pensé que me moría... ¡¡¡¡ozú qué caló!!!! Acabé bajo los aspersores de los huertos que había en los caminos por los que fui y como remate en una de las fuentes que hay en una rotonda de la ciudad... vamos, loca como una cabra.




22 al 28 de julio de 2013: empieza lo duro.
En esa semana empezaron los entrenos más duros, series en progresión, cuestas, cuestas, cuestas, aumento de km empezando a pasar de la hora corriendo y algún fartlek. La última semana antes de partir hacia las vacaciones, pero con ganas y motivada. El calor se medio soportaba, los entrenos matutinos me dejaban satisfecha pero quedaban muchos km aún.

29 de julio al 04 de agosto de 2013: en la playa.
Ya de vacaciones, en la playa y buscando cómo entrenar… los niños por un lado, Mario también entrenando para su maratón, era difícil encontrar momentos juntos por no tener cobertura con los niños o incluso buenas horas de entreno, “¿vas tú o voy yo?”, la verdad es que por Almería el ambiente es húmedo y sofocante con lo que encontrar condiciones ideales era muy complicado. Así es que sacando fuerzas para madrugar o para sofocar el calor, van cayendo más km, técnica de carrera en la arena, más series en progresión y mis primeros 75 minutos bajo el sol.

05 al 11 de agosto de 2013: más playa.
Y cambiamos de destino… nos movemos a Cádiz y allí hay que seguir con los entrenos. Ahora empieza lo más divertido, ritmos controlados, series y más km “pa la saca”. Allí en Rota tengo el honor de entrenar con “la máquina”, amigo, ironman y jefe de animación del hotel… durante un entrenaco de 15 km a ritmo con la lengua fuera (gracias campeón). Y otro día más en el que salieron las primeras series junto con dos amigos más, Aníbal y Mario… allí me vi cara a cara con 3x3000 a 4:40, dejándome las piernas como rocas. Y por fin, la primera tirada larga de 100 minutos (número redondo). Al final de la semana había hecho 75 km.

12 al 18 de agosto de 2013: de vuelta a casa.
Ya de nuevo en Madrid, continúan los entrenos… aún estoy de vacaciones, así es que todavía puedo coordinarme y gestionarme las salidas un poco a mi comodidad y mejores momentos. Esta semana pasé de madrugar pues entre los días de la playa y lo que me queda a la vuelta, no me apetecía mucho… así es que busqué tardes por Polvoranca y fui sacando los entrenos. Comenzaron los km a ritmo controlado, siguieron las series… esta vez fueron 3x4000 a 4:40, pensé que no podría hacerlas, yo sola, sin liebre, me enfrenté al ritmo, al terreno, al tiempo… y allí las hice, acabando muy satisfecha, sin lugar a dudas fue un doble entreno, por la calidad y por la cabeza (a solas y probándome si era capaz). Termino la semana con 19 km a trote recuperador que me dejaron para el arrastre... ¡ni las pestañas podía mover! Otra semana con 75 km pa’l bote.




19 al 25 de agosto de 2013: fatídico alto en el camino.
Desgraciadamente esta semana será difícil de borrar de mi cabeza, una experiencia horrible que espero no volver a vivir jamás. Una semana que pasa sin avisar, entra demoledora sobre nuestras vidas y nos deja una huella dura y para siempre.
Comenzaba la semana y me incorporaba al trabajo… “¡qué rollo otra vez de vuelta!” fue mi frase de la mañana y lo peor, es que esa frase era lo mejor del día. Por la tarde mi pequeño de 8 años se pone muy enfermo, vomitando y con un dolor de cabeza terrible; le ingresamos de urgencia, tras perder el conocimiento le hacen un escáner y le detectan una hidrocefalia que le lleva a ser hospitalizado e intervenido de urgencia en una operación muy delicada. Esa semana es horrible, envuelta en malas noticias, desesperación, no dormir, llorar y llorar, rabia, injusticia, de repente el mundo no tiene sentido, todo se para y sólo puedes gritar al cielo “¿por qué?”. Así es que a duras penas consigo salir un par de días 30 minutos, voy arrastrándome, me asfixio, me angustio, me paro a llorar, parece que me hubiera pasado un tranvía por encima… no puedo con mi alma, no puedo con la vida, pasamos momentos difíciles y duros (una vez más gracias Mario por estar a mi lado, sufriendo conmigo y pasándolo juntos porque esta vez era de los dos). Hay que sacar fuerzas para mi pequeño campeón, le miro y tengo que sonreír, “no pasa nada”, todo está bien y quiero creer que todo va a salir adelante (aunque me cuesta) y es que es un niño tan bueno, sensible y dulce que me parte el corazón sólo el pensar lo que le está pasando. Finalmente después de la operación, que aparentemente es un éxito, el neurocirujano sale contento, satisfecho y nos llena de esperanza (mil gracias Dr. H.), consigo salir ese domingo siguiente y hago 24 km por él… , … Bruno demuestra superar su propio maratón que no puede con él y nos da una lección de vida.

26 de agosto al 01 de septiembre de 2013: sigue la incertidumbre, el desasosiego, la desesperación.
De vuelta en casa hay que intentar que la vida sea lo más normal posible, “aquí no ha pasado nada”, todo debe ser como antes, vida normal, por él y por nuestra pequeña de 5 años que de repente se vio desubicada, descontrolada y demandando atención (¡otro extra más!). Así es que la semana se hace difícil para gestionar las emociones, los entrenamientos a duras penas salen, los ritmos se me van, la cabeza está en otro sitio, la ansiedad me puede y sigo sin poder levantar cabeza… “no me lo creo”. Pero en esa semana, uno de los días durante un rodaje, la Naturaleza me regala todo un espectáculo.
Un atardecer impresionante mientras corría por los caminos de Fuenlabrada (no es que sean maravillosos pero eso da igual). Mientras por el Oeste se acostaba el sol, teñía de un rojo anaranjado el cielo, recordándome el ímpetu y la vigorosa personalidad de Lola. El Este se presentaba de un azul intenso, trasmitiéndome la fuerza y sosegada personalidad de Bruno. El Sur teñido de un gris oscuro, enfadado gritaba con truenos y relámpagos por la rabia contenida en estos días. Y mientras tanto, al Norte se abría una gran puerta con un Arcoiris perfecto, como hacía tiempo que no veía, dando paso a un futuro lleno de vida, junto a Mario y los niños. Fueron 50' salpicados de viento y lluvia, con el corazón en un puño, pero con el que disfruté otra vez corriendo. Esto es para vosotros... me hubiera gustado que lo hubierais compartido conmigo.
Fue un día especial. El relato completo en el siguiente enlace:
Después de ese día, el siguiente entreno fueron series en pista, concretamente 8x1000 a 4’20, lo que supuso todo un reto mental y físico, así es que, con la motivación del día anterior allí que fui y las hice. ¡Esos entrenos te dan una fuerza moral tremenda! La semana terminó de una forma excepcional. El sábado 31 de agosto corríamos un gran grupo de amigos en la Carrera de El Espinar, así es que el ambiente fue tremendo y sobre todo, porque allí pudimos sentir todo el cariño que nos había llegado de todos, ánimos y apoyo de verdad, piel con piel, para Bruno. Pero lo mejor fue ver correr a Bruno y a Lola en sus propias carreras… Bruno enfrentándose a sus miedos después de la operación, dándolo todo y demostrando una vez más su valentía ¡bien por Bruno!. Lola corriendo como una loca, feliz, contenta y dicharachera… llegando la primera ¡enhorabuena Lola! Mario hizo muy buena carrera, el resto de amigos también y yo, me batí contra mí misma en un tira y afloja de querer y no poder… ¿o fue poder y no querer?, malas sensaciones, cansada y con ganas de abandonar en el km 2. Gracias a Susana que me acompañó y tiró de mí durante toda la carrera (menuda máquina está hecha). Como colofón una suculenta barbacoa y muchas risas. Una vez más, a todos, mil gracias por estar ahí con nosotros, por la organización y el homenaje que nos distéis (sobre todo a los anfitriones).

02 al 08 de septiembre de 2013: intentado volver a la rutina
Esta semana ya se planteaba más en serio, había que dejarse ya de tanta “excusa” y hacer las cosas bien, dándolo todo por lo que quedaba. Empezaron a caer km y minutos, los primeros controlados a 4’45 que me supusieron un gran esfuerzo, por aquello de hacerlos sola y a las 7:00 de la mañana. Y más series que siempre me estresan, pero que al final entre unas cosas y otras saco adelante (2x5000 a 4:40’), aunque eso sí, me dejan las piernas como para lanzarlas a la basura. Hasta que el domingo, por fin, cae la tirada más larga.
A las 7:30 de la mañana salía de casa en una más que grata compañía, con ganas y una inyección de motivación y alegría, poco a poco, a ritmito, cayeron 30 km a 5:10. La verdad que los dos últimos km ya iba pidiendo la hora, pero mi acompañante no me dejó rendirme en ningún momento y al final, hasta el último metro. Gracias Julio por este entreno que pintaba difícil y duro que se me pasó "volando" y sin darme cuenta. Y gracias también a Javi que nos acompañó un ratito por Polvoranca dándonos un aire fresco más ligero. ¡Qué grandes amigos!

09 al 15 de septiembre de 2013: un poco más de carga.
Así es que después de ese entreno y unas agujetas de morirme, la siguiente semana la enfrento como más o menos puedo. Un progresivo de 16 km, empezando a 4’50 y acabando a 4’40, donde no daba un duro por mí pero que al final ¡salió! Con las patas mirando a Cuenca, toca otra tanda de miles, de nuevo 8x1000 a 4’20, de nuevo la incertidumbre y de nuevo… perreando, buscando mil y una excusas para empezar, me costó ponerme con ellas… pero allí quedaron, otro entreno más… ¿o menos? Conseguí sacarlas a pesar de que me dan una rabia tremenda los miles (no entiendo por qué, pero los tengo un poco atravesados).
Esa semana la acabo con otro controlado difícil, pero más por mi cabeza y mis pensamientos, que por no poder hacerlos físicamente. Un entreno más de calidad que como de costumbre, me tuvo “acojonada” y es que definitivamente tengo un problema con mi cabeza, me bloquea y no me deja avanzar… sé que puedo pero al final ella me puede, tengo que hacer algo.
Tocaban 22 km: 4 km de calentamiento y 18 km a ritmo 4:45-4:50, pero mientras iba calentando iba pensando si podría o no conseguirlo y eso me llevó a un mal comienzo... asfixiada, acelerada y maldiciendo que no me iban las piernas, que no podría y a un ritmo lento… afortunadamente me acompañaron Fran y Mario (gracias chicos por el aguante) que me empezaron a sacar de ese túnel en el que yo sola me había metido, poco a poco fuimos sumando km y subiendo ritmo, me fui relajando y soltando lastre hasta que cayeron todos los km, unas veces más lentos (cuestecitas), otras veces más rápidos (llanos) y así hasta el final.
Total al final conseguí hacer los 18 km en 4:50 y acabando el último km por debajo de 4:35, me hubiera gustado haberlos hecho más rápidos pero la verdad, ni la noche anterior acompañó (aunque no quiero que esto sea una excusa), ni mi cabeza tampoco… esto es lo que hay y no se le pueden pedir peras al olmo.




16 al 22 de septiembre de 2013: penúltima semana.
Llego a la penúltima semana, ya poco queda de ganar, ya poco queda de demostrar, prácticamente está todo hecho… pero aún sigo sin conocer mi ritmo de maratón, más o menos tengo sospechas, pero aún estoy sin saber cómo va a ser ese “reto”. Así es que un rodaje más de una hora y un par de series más, 2x6000 entre 4’50-4’40 que por supuesto, a las 7:00 de la mañana, con el fresco y con ánimo, salieron al ritmo más rápido. Después de ese entreno que me subió bastante la moral, hubo otro rodaje tranquilo y el fin de semana, la guinda del postre. El sábado otro controlado de 17 km a 4’50, que de nuevo me puso entre las cuerdas por los nervios, pero que junto con Fran (que me acompañó hasta el final) salió a pesar del duro circuito, eso sí… de pulsaciones mejor ni hablamos. Y el domingo cierre de jornada con un rodaje de 80’ muuuuuy tranquilo con mi Ruth (a pesar de nuestras discusiones fue para mí un auténtico placer compartir uno de mis entrenos contigo, me encanta).

23 al 29 de septiembre de 2013: por fin la última semana y llena de esperanza.
Y hasta aquí hemos llegado, esta semana ha sido por varios motivos una nueva luz en el horizonte. El lunes 23 teníamos una prueba importante con Bruno donde nos dirían si la operación estaba funcionando bien, si la hidrocefalia iba desapareciendo y si las perspectivas eran buenas. Y la verdad… que así fue. La resonancia arrojó un resultado fantástico y el neurocirujano nos confirmó (satisfecho y muy contento) que todo iba viento en popa, que podíamos ir tranquilos hasta la próxima revisión y que por supuesto, corriésemos sin miedos. Así es que, no puedo pedir más al respecto y por eso estas palabras en honor a lo que nos ha ayudado y ha hecho este gran Dr., magnífico profesional y mejor persona, porque sin lugar a dudas tiene mucha razón.
Si tras cada tempestad vienen tales calmas, soplen los vientos hasta que despierten a la muerte”.
Y es que efectivamente, después del lunes apareció en mi una calma demasiado extensa y descontrolada, aún con la alegría que suponía la noticia, yo me encontraba vacía, extraña, como en una ensoñación, sin fuerzas, débil y muy rara, sin ganas aunque por dentro quería gritar que todo iba a salir bien, gritar que “yes we can!” (canción favorita de Bruno de Bon Jovi) y gritar que íbamos a correr hasta el final, con todas nuestras fuerzas por él, por ella, por nosotros.
Cierro así esta semana de descarga, con un pequeño rodaje de 50’ y unas series cómodas que me despertaron las piernas, aunque según iba haciéndolas me iba diciendo “¿cómo voy a conseguir correr un maratón de esta guisa?” y con el último rodaje de 20’ para soltar piernas al día siguiente (esto es, hoy), me sentí igual de mal, sin fuerzas, sin poder mover las piernas, con un peso tremendo y con unas sensaciones malísimas… ¿seguro que voy a poder?


Así es que aquí y con esto termina este pequeño diario de un maratón. Un resumen que me ha llevado hasta el día de antes del vuelo, porque mañana volamos a Berlín, porque en dos días hay que enfrentarse a lo que de verdad soy, a lo que he hecho, a lo que he trabajado… porque tendré que batirme esta vez sola de verdad, 42 km conmigo misma y mis pensamientos, mis fuerzas, mis piernas, mi corazón, mi cabeza, mis hijos, las personas que me han acompañado y ayudado, mi familia, mis amigos… yo sola tengo que ir a por ello, yo sola tengo que conseguirlo porque sólo así les puedo demostrar que a pesar de todo, tenemos que seguir luchando en la vida, que tenemos que aprender de estas cosas, que todo tiene su lado bueno (aunque yo aún no lo he encontrado y espero verlo a mi vuelta de Berlín).
Gracias a todos los que me habéis acompañado en este tiempo, por facebook, por wassa, en persona, con un café o una cerveza, en los rodajes y en los entrenos… gracias a todos los amigos que habéis estado conmigo en estos momentos tan duros… gracias a mi familia que me han arropado y ayudado muchísimo (mi hermana, mi madre, mi tía, mis suegros, mis cuñados, mis tíos). Gracias.
Gracias a quien me ha llevado hasta aquí esta vez, gracias Juanjo por tu tiempo, tu paciencia, tus palabras, tus consejos… gracias por tus planes y tus ánimos, tu apoyo, tu ayuda… y sobre todo por esas últimas palabras donde me has orientado en cómo afrontar la carrera, por ese ritmo de maratón tan buscado, por ese último empujoncito. Gracias.
Y también a mis compañeros de entrenos que han estado en esos momentillos durillos… y gracias a GB que sin querer quererlo, al final se ha preocupado por mí, me ha preguntado y hasta me ha dado algún consejillo que otro. Gracias.
Gracias Mercedes por tu ayuda, por ayudarme a conocerme mejor, por enseñarme a ver qué necesito y cómo debo hacerlo, por mostrarme cómo encontrarme a mí misma. Gracias.
Gracias al Dr. H. por hacer que nuestro pequeño tenga su vida por delante, por su trabajo, su cariño, su atención, por cómo nos ha tratado y por cómo nos ha dado de nuevo luz en el horizonte. Gracias.
Gracias al grupeto que hemos formado desde que nos apuntamos a esta locura, a Nacho y a Jose con los que hemos vivido momentos de tensión, de cachondeo, de piques, de entrenos, de apoyo, de empuje, de risas… y allá que vamos los cuatro. Gracias.
Gracias en especial a Pili que ha estado tan pendiente de nosotros y por su pequeño regalo… gracias a Alessandra Aguilar por esa camiseta firmada, por sus ánimos y por permitirme llevarla como horizonte hacia la puerta de Brandenburgo (a ver si se me pega algo… je). Gracias.
Y por supuesto, gracias a Mario por compartir todos los días conmigo, entrenos y no entrenos… sobre todo por haber sabido sufrir como el que más este episodio en nuestras vidas, por haber sido un padre 100, porque a pesar del dolor has sabido encontrar siempre una palabra o un abrazo, porque a tu lado todo parece más fácil. Gracias por estar aquí día tras día, estoy segura de que vas a hacer una gran carrera y que cumplirás tu objetivo con creces. Gracias por quererme, gracias por nuestros hijos. Y gracias a ellos, a mis pequeños… a Bruno y a Lola, por aguantar las broncas de mami, las regañinas, la desesperación y los llantos. Gracias pequeñines por ser la razón de mi vida, gracias por existir, gracias por ser cómo sois. Os quiero tanto… Gracias.

No me enrollo más… hasta la vuelta… buen viaje a todos los que vais a Berlín, espero que hagáis buenas carreras y espero que todos podáis cumplir vuestros sueños. Yo de momento me conformo con que podré estar en la línea de salida después de todo lo vivido… ahora lo que queda, es correr, correr y correr con todas las fuerzas posibles.

¡¡¡NOS VEMOS EN BERLÍN!!! ¡¡¡NOS VEMOS A LA VUELTA!!!

lunes, 16 de septiembre de 2013

El último 800

La verdad es que intentar escribir una crónica o cualquier cosilla después de tanto tiempo pasado… es complicado, así es que no creo que pueda escribir mucho sobre aquél último 800 de la temporada de pista.

Lo poco que recuerdo es la sensación que tenía antes de empezar, por algún motivo extraño pensé que podría mejorar mi marca, que era mi última oportunidad y que tenía que darlo todo porque ya no habría más ocasiones (hasta el año que viene… supuestamente). Al fin y al cabo había trabajo algo más que mi primera prueba, ya tenía un poquito más de experiencia, algunas competiciones más entre medias… así es que pensé “¿y por qué no?”.

Pues nada… allá que fuimos a Arganda.

Una vez allí, lo típico, saludas al resto de compañeros y compañeras que van a correr, un poquito de charleta para eliminar tensión y a calentar… pero hacía calor, según iba calentando algo fue cambiando en mi cabeza, las sensaciones no eran las mismas. Hasta que llegó el momento de ponerse en la línea de salida, ninguna reflexión más, simplemente tenía que controlarme en la primera vuelta, intentar no pasarme (como de costumbre) y luego darlo todo, pero en lo único que pude pensar fue “es el último, hay que ir a por todas”.





Y ahí estaba, en la salida, esperando las indicaciones, esperando el disparo y dispuesta a salir… ¡bang! Y salí mal… me tocó en una posición alejada y al intentar coger la cuerda, me tropecé con varias chicas, con lo que eso aceleró mi pulso, me puso nerviosa y me descontrolé… aunque intenté recuperar ya la sensación de haber hecho algo mal no me la pude quitar de encima, así es que… pasé el 400 tres segundos por encima de lo que tendría que haberlo hecho… ¡tres segundos! Qué cifra más insignificante, ¿verdad? Algo que parece una tontería lo que puede desviarte de tu objetivo.





Ya poco más quedaba, intenté recuperar en la segunda vuelta pero me fue difícil, aunque adelanté a alguna chica y al final incluso me permití un último sprint… no fue posible, no conseguí entrar en menos tiempo que mi primer 800. No conseguí bajar esos 2’41”, me he mantenido en todas mis pruebas en ese mismo tiempo, segundo arriba, segundo abajo… pero vamos… un cierre de temporada triste y con el que acabé bastante enfadada. Una pena, después de lo que me había divertido con la pista… no haber conseguido este pequeño reto, esa pequeña mejoría… me dejó muy mal sabor de boca.




Eso sí, me llevé una pequeña sorpresita cuando en las gradas vi a mi amigo Dani con su familia… muchas gracias por ese ratito aunque “¡vaya espectáculo el que fuisteis a ver!”. Y muchas gracias también a Mario que por supuesto estaba allí conmigo (aguantando el chaparrón como de costumbre). Y como no, gracias a Juanjo por haberme metido en esta aventurilla tan loca, así como “quien pasa por aquí”, sólo por probar y ver qué pasa, porque la verdad he descubierto que el 8 me gusta… ya era mi número favorito, así es que quizás sea que estamos predestinados.

¡¡¡Hasta la temporada que viene!!!

Y cambiamos de registro… próximo objetivo 29 de septiembre de 2013: Maratón de Berlín.