
¿Por qué esta vitamina?
De todos es conocido que esta vitamina se encuentra en gran medida en los cítricos, típicamente en las naranjas y este es precisamente el motivo principal, las naranjas y su lugar de procedencia, la zona del Levante. Y más concretamente en la provincia de Castellón, en Oropesa del Mar donde se construyó Marina D’Or ciudad de vacaciones, que este año se ha convertido en la ciudad de atletas, pues albergaba el Campeonato de España de clubes de campo a través. Pero no sólo por este motivo… ¿sabéis que existen varios tipos de vitamina C?
El lunes 13 de febrero me encontraba con el primer tipo de esta vitamina, comenzaba la Cuenta atrás, sabía que sería una semana difícil, tensión, nervios, dolores musculares… desde que supe que iría allí, las emociones me invadieron, la ansiedad me controlaba y mis pensamientos iban a mil por hora, aunque me encontraba con energía, con ganas y con fuerza, mis típicos dolores estaban ahí, los tibiales y el isquio me molestaban y además me levanté con el cuello algo rígido, pero el lunes tenía descanso y eso, me dio un poquito de tregua.
Hasta que por la noche me topo con el segundo tipo, “tienes las Catecolaminas por las nubes”, ¿qué tengo el qué? Directa a Wikipedia me dice que son neurotransmisores, un grupo de sustancias que incluyen la adrenalina, la noradrenalina y la dopamina, bla, bla, bla… sustancias relacionadas con el estrés, la ansiedad, con la frecuencia cardiaca que suele acelerarse (aaaahhhhh vale), en definitiva, que estaba cómo una moto por la Competición, he aquí otro tipo bastante importante, menudas amigas me eché para toda la semana.
El entreno del martes fue el único que hice en condiciones, 12 km a 4’45 de media, con algunos compañeros que salían, me dicen que “a rodar tranquilamente” (chicos recordadme que os explique la diferencia entre lento y rápido, porque ir a 4’20 no sé dónde encajarlo), pero a partir de ahí, la cosa empeoró y los entrenos no fueron precisamente satisfactorios, sino que más bien fueron un desastre. Además el martes no fue un día fácil, algunas pruebas médicas con las que lo pasé bastante mal me dejaron muy tocada, cerrándolo con una sesión de fisio a última hora que precisamente no fue lo que se dice “relajante”, sino de descarga y con mucho dolor. Cómo era de esperar, eso me afectó el resto de semana, empezando por el día siguiente donde me fue imposible hacer las series que tenía programadas y sólo conseguí rodar con mucho dolor, muy lenta, con muy malas sensaciones y acabando con pensamientos demasiados negativos que me llevaron a llorar de impotencia y preguntándome si tenía mucho sentido todo aquello, lo único bueno del miércoles es que entrené con mi hermana (siempre me gusta compartir ratitos con ella). Aunque sabía que después de una sesión de fisioterapia la musculatura se queda afectada, no conseguía pensar con claridad y tranquilizarme, afortunadamente las palabras de ánimo de Mario y de Joaquín (gracias chicos y disculpadme por la paliza que os doy) consiguieron dominar algo “mi espíritu” y volví a motivarme por lo que me esperaba, estaba dispuesta a disfrutarlo, era mi premio al esfuerzo, al trabajo, a la superación en el día a día… no dejaría que nada me arrebatase ese momento y me dije “¡voy a disfrutarlo al máximo, salga lo que salga, porque estaré allí!”.
Llegó el jueves, mi último entreno y con dolores aún, rodé unos 8 km a 5’15, sola y pensando que el trabajo estaba hecho, que tenía que seguir tomando la vitamina de la Confianza que hasta ahora no había fallado… ¿por qué iba a hacerlo ahora? El viernes fue de descanso y me pasé toda la tarde tirada en modo “ahorro de energía”, no tenía ganas de nada, estaba agotada y al día siguiente me iba de viaje. Durante toda la semana la Cabeza había estado trabajando a destajo intentando modular los pensamientos negativos y los positivos, unas veces con más éxito que otras, pero sin parar (hay que controlar la toma de esta vitamina).
Después de la cena que hicimos todos juntos con las últimas conversaciones, consejos, bromas y risas, nos fuimos a descansar. Yo, por mi parte, a dejar preparada la equipación con el dorsal colocado, las zapatillas con el chip y por supuesto, a intentar dormir porque la verdad es que me era bastante difícil, aunque al final, cómo es lógico, después de todo el día, el cansancio te vence y te dejas llevar hasta el día siguiente.
Y llegó el gran día: domingo 19 de febrero a las 8:30 h, me levantaba tranquilamente, habíamos quedado a las 9:15 h, la competición era tarde y teníamos tiempo de sobra para desayunar, preparar las cosas, ir al circuito, ver alguna carrera, a los compañeros, calentar y estirar, sentir la brisa del mar y el sol… emborracharme del atletismo en todas sus dimensiones. Así es que, de camino hacia la playa, donde estaba colocada nuestra carpa, vimos categorías inferiores compitiendo, algunos atletas que ya habían terminado que iban descalzos por la arena o metiendo los pies en el agua, algunos rostros alegres y otros no tanto, risas y llantos (es impresionante la pasión con la que lo viven y es que les entiendo), otros miles calentando y de nuevo ese ambientazo.



Justo en meta están el resto del equipo, Patricia, Piedad y Marine (que habían hecho una gran carrera), esperándonos y animándonos, me lanzo hacia ellas con un abrazo, intento respirar y cuando me siento capaz de incorporarme me doy la vuelta para ver el reloj que en ese momento me pareció que se ponía a cero, ¿había entrado dentro del control entonces?, ¿puntuaría el equipo? No pude contener más la tensión, la emoción me embargó y en ese momento rompí a llorar entre los brazos de mis compañeras (gracias chicas y especialmente a Lourdes, con la que fui durante los 7,5 km e hizo una magnífica carrera). Ha sido una experiencia enorme e inolvidable, de las mejores vividas hasta ahora en “mi mundo” del atletismo, mi primer Campeonato de España y os puedo asegurar que es una de las mejores vitaminas que he tomado nunca, porque el maratón de NY fue grandioso, pero tu país… ese sentimiento es incomparable, las raíces son lo que son y te atrapan desde muy adentro.
De los 32 equipos que compitieron en el campeonato, se clasificaron 18 y entre ellos el nuestro en la posición 17ª, pero más importante que el puesto, es el Compañerismo que se siente y como se vive en estas competiciones y sinceramente, es otra vitamina que nunca debería faltarnos. Y esto ha sido posible porque este club, lleno de grandes y magníficos cangur@s atletas, me ha dado la oportunidad de poder estar ahí y vivir todo esto.
Es cierto que el esfuerzo y el trabajo tienen su recompensa, pero no todo el mérito es mío porque cuando alguien que siente con pasión este deporte, te lo transmite y te anima, pero sobre todo Cree en ti y te hace tomar esta vitamina capaz de generarte la confianza que necesitas, estás dispuesta a afrontar cualquier cosa y yo le acepté el reto. Así es que, gracias Coach, la vitamina necesaria para construir el camino que llega hasta los pequeños objetivos de una corredora… lo viste cuando me dijiste “¿estás dispuesta a dar un salto Cualitativo y Cuantitativo?” (vaya par de vitaminas) y me trajiste hasta aquí y eso vale más que todas las naranjas del Levante.
Y cómo siempre en mis momentos más importantes, hay tres vitaminas que siempre tomo y nunca me faltan, me apoyan y me soportan, mis pequeños Children y mi Couple cuando me dijo “si no lo haces ahora, quizás no puedas hacerlo nunca” y fue el punto de partida.
Este es sólo el principio, porque pienso seguir tomando mucha vitamina C para correr más competiciones de la mano del coach, dentro de este gran club que es el Canguro para con la confianza que lo requiere, volver a llevar a mis C&C a otro Campeonato de España porque cuando se cree se puede (hasta que sea posible y el cuerpo aguante).