martes, 29 de mayo de 2012

La Carrera de los Amigos

Y nunca mejor dicho, ni nunca mejor llamada… porque lo cierto es que esta carrera es sin lugar a dudas eso, una carrera de amigos, de buen rollo, buen ambiente, amabilidad y de buenas intenciones.

Cuando hace un mes me apunté a esta carrera, lo hice con el único pensamiento del “por si acaso” y es que dada mi evolución en estos meses, no podía plantearme otra cosa que no fuera el simplemente “a ver si puedo correrla, aunque sea en plan entrenamiento y tranquilamente”.

Precisamente por todo eso, como ya he dicho, llevo mucho tiempo sin entrenar regularmente debido a mis molestias y “enfermedades” varias, a la adaptación a las plantillas y para más inri, a la alergia que me afecta en esta época del año… vamos, que estoy “como una rosa”. Sin embargo, en estas últimas semanas he ido poco a poco consiguiendo algo de estabilidad, al menos he podido hacer entre 35 y 40 minutos al trote cuatro o cinco días, no estoy siguiendo ningún plan por el momento evidentemente, simplemente salgo a trotar, a escucharme y a conocerme… lo que viene a ser “por sensaciones”, si me apetece salgo y si no, pues no lo hago y no pasa nada. Voy analizando cada una de mis molestias para ver si van remitiendo, se incrementan, si van variando o simplemente, permanecen inalteradas conviviendo conmigo hasta que consiga adaptarme completamente y por supuesto, recuperarme y ponerme en forma.

Dicho lo cual, esta carrera iba a ser, como muchas otras en estos días, un entrenamiento más, no podía exigirme nada, no podía pedirle a mi cuerpo ningún esfuerzo más, tendría que dejarme llevar por lo que él ordenase y al menos, intentar disfrutar del entorno, del día, de la causa y sobre todo, de la compañía… un día en el parque con los niños y mi familia con una paellita como colofón final.

Hice esta carrera en el 2010 y recuerdo que lo pasé muy mal porque la alergia en ese año me dio muy fuerte, pero me pareció muy entrañable por quién la organiza y por la causa por la que se hace. La carrera la organiza Club Amigos, una asociación sin ánimo de lucro dedicada a ofrecer un servicio de ocio para personas con discapacidad intelectual. Es por esta causa que se corren dos distancias, 5 o 10 km que puedes decidir sobre la marcha; lo habitual es que las personas con discapacidad hagan los 5 km y el resto, en función de nuestras capacidades y/o intenciones, escogemos entre una u otra (una o dos vueltas al circuito). Su recorrido es todo por tierra, en Polvoranca, parque en el que entreno algunos fines de semana, me conozco el circuito, sus subidas y bajadas, giros, llanos, ventajas y desventajas… esto a veces ayuda, otras no tanto porque sabes “lo que te espera”. 

Así pues, con este cóctel, durante la semana y viendo cómo iba, con mis dudas habituales antes de una competición, llegué a la carrera sin saber qué distancia hacer, según me encontrase de fuerzas, si me notaba muy asfixiada, según las ganas… haría los 5 km o los 10 km. El día antes había decidido con mi hermana que haríamos juntas los 10 km, sin prisas, tranquilamente, pero justo por la mañana recibo un mensaje suyo para decirme que no viene, con lo que me encuentro sola, de nuevo con mis dudas… “en fin, ya que me he levantado habrá que ir, ya veré lo que hago… doy una vuelta y si tengo ganas, doy otra” y con esas me fui al parque.

Llegué, aparqué, fui andando hasta el lugar de salida y entrega de dorsales, hacía mucho calor y eran las 9:40, me coloqué el dorsal y el chip, dejé las cosas en el ropero y llamé a unos amigos que sabía estarían por allí. Estuvimos calentando un poco, estirando y charlando nos fuimos hasta la salida. Ellos harían los 10 km, yo seguía sin saber qué hacer, les dije que según me viera, lo único que tenía claro es que no iba a ir “a tope”, pero quedamos en que nos encontrábamos en meta. Así es que, sin darnos cuenta se produjo el disparo de salida y como nos habíamos colocado muy atrás, tardamos en cruzar el arco de salida, eso sin contar la cantidad de gente que había delante que iba muy lenta y andando.


Prácticamente el primer km no pude correr, porque nada más salir hay un giro con un estrechamiento y con tanta gente cómo había, no se podía ni pasar, no me agobié y cuando pude, por los laterales del camino, empecé a adelantar poco a poco a los corredores. Veo a Sebas encaramado en la tapia haciendo fotos, le saludo y me anima. Creo que fue a partir del km 2 que ya empecé a ir más rápido, miré el pulsómetro y vi que llevaba un ritmo de 4’40 y aunque hacía calor, me encontraba bien, no iba ni muy asfixiada ni sofocada, tocaba una subidilla con lo que me dije que me mantendría así o bajaría el ritmo según me apeteciese, al fin y al cabo el día anterior había hecho un rodaje de 9 km y no tenía muchas más ganas de esforzarme.



Familias que iban a pasar el día en el parque animaban, gente que estaba entrenando en sentido contrario, ciclistas… y por fin veo a los míos, mi madre y mi tía con los niños. Siempre es un subidón verles porque sus ánimos te hacen sacar fuerzas cuando no las tienes (aunque yo en esta ocasión no iba mal del todo), los niños gritan “¡mami, mami… vamos mami que vas a ganar!”, se acercan a abrazarte y besarte, emocionados y entusiasmados porque para ellos siempre soy una heroína.

Me preguntan si voy a dar la otra vuelta, les digo que es probable, giro y casi al minuto veo de nuevo a Sebas (en otro punto) que también me anima a ir a por los 10 km, vuelvo a ver a los niños y les digo que al final voy a la siguiente. Desde ese punto queda una vueltecita a un lago de aproximadamente 1 km y se llega a meta o se sigue. Así pues, ya sin dudas, llego a la intersección y me lanzó de nuevo al circuito.

Cojo agua y bebo sólo un traguito, lo suficiente para matar la sequedad de la garganta y el resto me lo echo por encima. El calor es sofocante pero esa pequeña “ducha” me revive y me sienta muy bien, con lo que vuelvo a aumentar el ritmo. En otras ocasiones me voy fijando en otras chicas, si adelanto o me adelantan, pero en esta ocasión, sin perspectivas de nada, voy todo el camino con una de ellas a la que no pretendo adelantar en ningún momento. Y así llego al km 7 donde empiezo a doblar a los corredores con discapacidad, los voy animando y como respuesta, me animan ellos a mí también. ¡Qué grandes son! Es increíble su capacidad de superación y el entusiasmo que le ponen, para ellos recorrer 5 km andando es el mismo esfuerzo que para nosotros hacer 10 km o superar nuestras marcas… sus gritos y palabras me hacen sonreír, me ayudan y pienso “cuánto tenemos que aprender”.



Hasta que de nuevo, como un “dejá vu”, veo a mi familia, Bruno como loco viene hacia mí, Lola más cortada se queda expectante, mi tía hace fotos, mi madre me anima… y vuelvo a girar, vuelvo a encontrar a Sebas que me dice “al final has hecho los 10 km, lo sabía Raquel… ¡qué bien!” y me encuentro otra vez con los niños, que me paran, me abrazan, me besan y les digo que me esperen cerca de la meta para entrar conmigo. Y de paso, la chica con la que iba todo el tiempo, se aleja, pero no me importa porque “no me estoy jugando nada”.

Y de esta guisa, recorro el último km bordeando el lago y como a 100 m antes de la meta, busco a los niños, les veo nerviosos y emocionadísimos, les doy la mano y les llevo volando conmigo. ¡Qué momento tan mágico! Van súper contentos, Bruno que intenta coger una botella de agua, Lola que va flipada y finalmente, cruzamos la meta con los brazos levantados y les digo “qué bien lo habéis hecho, habéis corrido mogollón… ¡sois unos campeones!”.



Un achuchón, más besos y paro el crono en 47’29’’, acto seguido me pregunta Bruno… “mami, ¿has ganado?”, a lo que le contesto que no siempre se gana, que las carreras son muy difíciles y que siempre hay gente que corre mucho y más… así son, ellos piensan que mami es invencible, como he dicho antes, para ellos siempre soy Wonder Woman.

Pero qué curiosa es la vida, a veces cuando menos te lo esperas te da alguna sorpresa. Me vuelvo a ver con mis amigos Óscar y Eva, comentamos la carrera y charlamos un poco, llega Sebas que me dice que ha ido contando y que he podido entrar entre las 6 o 7 primeras, me resulta gracioso pero no obstante me voy a ver las clasificaciones. No las ponen, pero pregunto al chico que las estaba controlando y me dice que soy 4ª de mi categoría… “¡vaya! si lo sé me esfuerzo un poco más… cachisssss”.


Aún así, como nos íbamos a quedar a comer la paella que hace la asociación para todos los corredores, de paso vimos la entrega de premios (muy chula porque hay premios para los discapacitados, para la distancia de 5 km y para todas las categorías en los 10 km) y cuál es mi sorpresa cuando en tercer lugar de mi categoría me nombran. ¡Qué emocionante! Siempre es un regalo el poder subir a un pódium y más cuando no te lo esperas. Y entre gritos de mis amigos y mi familia, los aplausos, Bruno que viene raudo y veloz conmigo, subí a por mis premios: un trofeo y una caja de langostinos. 



En conclusión, una bonita mañana deportiva, haciendo algo que me gusta, disfrutando con ello, compartiendo divertidos momentos con mi familia y amigos, comiendo paella, jugando por el parque con los niños y además algo más aprendido ¿o quizás simplemente confirmado?

Por muy relajado que vayas en una carrera, por muy tranquilo que corras, aunque sea sin expectativas y sin objetivos… no hay que dejarse nunca nada guardado, hay que ir a por ello hasta el final y cuando tengas un rival cerca, siempre hay que intentar alcanzarlo, no hay que dejar que se vaya, hay que superarse, nunca puedes saber lo que te espera al otro lado del arco de meta… aquella chica que se fue en el último momento, entró segunda y podría haber sido tercera, yo podría haberme quedado fuera y mis pequeños no habrían tenido a su heroína.



Aunque en esta ocasión no era mi intención ganar nada, no me había preparado a conciencia y disfruté muchísimo con mis hijos… una cosa está clara: una carrera siempre es una competición, da igual contra quien, contra uno mismo o contra otro, da igual la causa por la que corras, no importa que sea un deporte entre el que se respira muy buen rollo o percibas compañerismo… al final te das cuenta de que es un deporte individual y que todos somos competitivos y el sabor final puede ser muy diferente dependiendo del resultado, con o sin pódium, batiendo tu propia marca o simplemente adelantando a ese corredor en el último sprint… la cuestión es quedar satisfecho con uno mismo.

1 comentario:

Julito dijo...

Buena carrera y mejores sensaciones, me alegro mucho por ti. Un abrazo.