Lo sé, lo sé… así no es, todos conocemos esa mítica expresión entre dos interlocutores que dice “cambio y corto”, se cierra la conversación y “a otra cosa, mariposa”.
Bueno, pues podríamos encontrar una similitud, aunque en este caso ese “corto” no se refiere a un verbo, sino al adjetivo. Una palabra que define, identifica, refleja la peculiaridad o característica de algo.
De entre las definiciones que podemos encontrar, yo me quedo con tres de ellas:
1. Dicho de una cosa que no tiene la extensión que le corresponde.
2. Dicho de una cosa que es pequeña en comparación con otras de su misma especie.
3. De poca duración, estimación o entidad.
Parecen afirmaciones claras y contundentes, ¿verdad? Sin embargo, cuando las analizas en profundidad, todo es relativo. “Algo que no tiene la extensión que debe”, pero, ¿quién decide cuál es esa extensión correcta? ¿por qué es corto? ¿corto en base a qué?, ¿corto para quién? He aquí la siguiente acepción “en comparación con otras de su misma especie”, cuando existe algo similar con qué comparar, es cuando se puede decidir si es corto o no. Y para remate final “de poca duración, estimación o entidad”, una vez más, ¿comparado con qué?
Y todo este juego de palabras o casi trabalenguas, para deciros que el domingo pasado 22 de enero, corrí el Campeonato de Madrid de Cross corto absoluto que a mí, me pareció eterno. Y es que de momento, 4 km de campo a través, con subidas y bajadas, giros por aquí y por allá, me siguen pareciendo más largos y más duros, que los 42 km del maratón de NY que hice en noviembre.
Toda la semana preparándome para enfrentar este reto, era muy consciente del nivel que allí habría. Un campeonato absoluto con todas las categorías, estaba claro que estaría lleno de jovencitas que corren cual gacelas, ligeras, rápidas y además, por equipos y clasificatorio para el Campeonato de España… uf! Me temblaban las piernas cada vez que pensaba en ello, porque además, había que hacer un buen papel dentro del equipo, con lo que la presión, era el doble… había que puntuar, entrar entre las 4 primeras del equipo e intentar hacer una buena posición en beneficio del equipo.
Entre los entrenos habituales (había que seguir trabajando), un entrenamiento mental (que fue divertido y motivador), todos los dolores habidos y por haber (que yo creo no eran imaginarios), mi cuerpo en modo ahorro de energía… transcurrió la semana y llegó el momento. Llegué a Polvoranca acompañada de los mejores animadores que se podría pedir, mis hijitos, mi mamá, mi hermana y mi sobri, mi tía y mi entrenador… ¡uf, qué emoción!, con un día espectacular que no podría haber salido mejor, soleado, cálido, buen ambiente… y dispuesta a darlo todo, hasta reventar.
A los 100 m más o menos, cuando ya se enfrenta el circuito, oí los ánimos de mi familia y un “tranquila Raquel, tranquila, con calma”, así es que pensé que ya iba demasiado deprisa, que tenía que bajar un pelín el ritmo y que podía hacerlo. Pensando en que la primera vuelta tenía que ser de reconocimiento, que tenía que reservar un pelín para el final, encontrar un grupo, llegué al primer km y ¡zas! la sorpresita del circuito, una serie de zigzag en cuesta que me dejaría bastante tocada, subo asfixiada y cómo puedo, bajo alargando zancada y dejándome caer. Mientras tanto llegan mis compañeras (Alex y Lourdes) y se ponen a mi lado, si no recuerdo mal, ya completamos juntas la primera vuelta. Así es que en la siguiente vuelta no tenía que pensar mucho, sólo tenía que seguir corriendo, dándolo todo y sobre todo, intentar no despegarme mucho del grupo. Mientras tanto voy escuchando los ánimos de mi familia, “¡corre mami!”, “¡venga Raquel!”, del compi Cris que fue haciendo fotos y corriendo de un lado a otro “¡muy buen grupo chicas, seguid así!”, del resto de chicos y compañeros del equipo, los consejos de Joaquín para enfrentar el último tramo… hasta llegar de nuevo al zigzag, donde ya voy con ganas de vomitar y casi sin poder subir (tengo que trabajar más las cuestas).
Ahí Alex se lanza y se separa, Lourdes y yo las seguimos prácticamente juntas, pero al finalizarlas, ella también se va y yo ya no me veo con la capacidad de seguirla, ya voy casi vacía y no me queda mucho para afrontar los últimos metros… así es que, no sé si me abandono un poco o realmente, no tenía más… pero ni alcanzo a Lourdes, ni a otra chica de otro club que iba junto a nosotras.
Escucho los últimos ánimos y a mi hermana corriendo a mi lado, aunque casi no tengo noción de la gente que había, no veía caras, sólo oía los gritos y me dejo llevar hasta el arco de meta… donde nos esperaba Patricia que había llegado la primera tras una excelente carrera, dándonos ánimos y felicitándonos… “muy bien Raquel, ¡hemos cerrado equipo contigo!”.
¡Qué subidón! Lo he vuelto a hacer, he corrido y he terminado, he cumplido con otro objetivo, entré la cuarta de mi equipo y en un tiempo de 15’55’’… no está mal, ¿verdad?
En cuanto a la clasificación del equipo, creo que teniendo en cuenta el nivel y las edades de las corredoras, no está mal nuestra actuación, hemos quedado las cuartas con posibilidad de ir al Campeonato de España en la repesca, a ver si hay suerte y podemos estar allí.
Y volviendo al principio, ¿creéis realmente que el momento es de una intensidad corta? ¿que el estado de ánimo que se te queda es de corta duración? ¿son 4 km un recorrido corto? Pues es evidente que depende de para quién, depende con qué lo compares, porque siempre, siempre… depende.
Y ahora, después de todo esto… “corto y cambio” o ¿cambio y corto? ¿qué toca ahora? ¿a qué cambio? ¿cierro etapa? ¿descanso? Siguiente prueba: Campeonato de Madrid de Cross largo absoluto.
Cross largo, ¿cuánto de largo? ¿son 2 km más, suficientes para decidir que es largo?