viernes, 26 de julio de 2013

Campeonato de Madrid de Veteranos por Clubes

Un 800, un poco de pista, un campeonato de veteranos, más 800 y todo esto, realmente… ¿a qué se ha debido? No sería justa si no contase el por qué de esta incursión en el tartán.

Lo cierto es que después del bajón que nos quedó por no poder ir al Campeonato de España de Cross, las chicas del Canguro empezamos a recibir los ánimos y un nuevo reto por parte de nuestros compañeros. Y concretamente, todo esto empezó por nuestro compañero de club Cristóbal, que con su ímpetu y energía nos empujó a las Canguras a participar en el Campeonato de Madrid de veteranos por Clubes... con un correo en febrero que decía “NEW MISSION”, nos animaba a participar en la pista cubriendo todas las pruebas que se requerían y tras mucho darle vueltas, idas y venidas de correos, ponernos de acuerdo en las pruebas y demás historias… allá que nos embarcamos en esta aventura y más concretamente, en lo que a mí atañe… allá que fui a probar algo nuevo y a quitarme el miedo.

¡Con un par! Ahí estaba su apuesta, “yo sé que tú eres fondista... pero la velocidad es muy divertida en la pista!! La media vuelta a la pista es tuya!! 200ML ¿Cómo lo ves?”. Cuando lo leí se me encogió el estómago y pensé que estaba loco, ¡cómo voy a hacer una prueba de velocidad sin haber tocado nunca la pista!

Y sin embargo, mi respuesta como siempre entre el que sí y que no, las excusas… fue algo así como “ando a duras penas, empecé pista y no me encontré con fuerzas y la aparqué... ahora ando que pico, que no pico... me sigue llamando la atención y me apetece, pero no sé si llego a algo porque al final no le he podido dedicar el tiempo que quería… he hecho algunos 200 y me parecen muy divertidos... lo que no sé es si "daré la talla"... para cuándo sería? tengo que hacer controles? me apetece, pero me da un poco de cosilla… venga va, yo por mí encantada!!!”.

¡Qué locura! ¿verdad? El caso es que al final, por esta tontería es como acabé en la pista… por un “simple 200” al final me llevó a hacer otras cosas, empecé con el 800 y me gustó, me sentí cómoda y creo que es lo que me apetece… pero a raíz de ahí… ya sabéis la historia.

Así es que después de esto, sólo queda narrar mi pequeña crónica del Campeonato celebrado el 23 de junio de 2013.

Día tranquilo, lo cierto es que no estaba nerviosa, ya había vivido un campeonato en pista, había corrido un 200 y me dije a mí misma “¿me voy a poner nerviosa por 30 segundos?”, así es que simplemente pensé en disfrutar con mis compañeras y ya está. Los niños se fueron de excursión por la mañana, Mario tuvo que hacer unas gestiones y finalmente me acompañó mi tía María hasta Majadahonda.




Llegamos al polideportivo y tranquilamente saludé a amig@s de otros clubes, a Juanjo que ya andaba por allí compitiendo y por supuesto a mis compañer@s del Canguro. Estuvimos charlando un poco, viendo el resto de pruebas y hasta que llegó el momento de calentar. Lo normal, un trote, un poquito de técnica de carrera, unos progresivos y a ver qué sale, mi idea era bajar de 30 segundos, pero me daba a mí que no sería fácil.

De nuevo en la línea de salida, por supuesto en esta ocasión tampoco saldría de tacos… ¿para qué? no los tenía controlados y no me atreví. Un calor horrible, había buen ambiente, no se respiraba tensión, todo era como muy relajado, así es que, me encontré bien. Respiré, miré la curva y dije “a por ella”… ya no oigo nada más, “a sus puestos, listos… y bang!”, salgo disparada todo lo que me dan las piernas. Intento ir baja unos metros pero supongo que la inexperiencia, el ansia me puede y al final me levanto prácticamente en la curva. Increíble la sensación de ir a toda velocidad, de pensar que puedes más pero notar que las piernas se te paralizan, la chica de la calle 1 es mi objetivo imposible, sé que no la puedo pasar pero al menos intento ir lo más cerca de ella para no bajar el ritmo, para ir a por todas y finalmente… así hago, doy todo lo que tengo, corro tan rápido como puedo y al final, cruzo la meta la segunda en un tiempo de 30,84. ¡Madrecita qué difícil es bajar unas centésimas de segundos! Fue imposible alcanzar mi objetivo, pero bueno… no me importa, disfruté, lo pasé bien, sentí la velocidad y el vértigo en las piernas y al menos, así… algún día me vuelva a plantear conseguirlo, siempre hay que dejar algo para el futuro, ¿o no?




Después de los 200 ml tocaba la siguiente prueba. Otro reto más, otra experiencia más, correríamos un 4x100 y no basta con correr y ya está, ahí estaba “el palito”, el famoso testigo que dicho sea de paso… no es fácil entregar, sobre todo para alguien que no lo había hecho nunca. Así es que, no sólo he aprendido a “correr algo” en pista, a salir de tacos, sino que también he estado haciendo prácticas de “entrega de testigo”, vamos… ¡todo un arte! La verdad que la mañana que lo estuvimos entrenando fue muy productiva en muchos sentidos y sobre todo, muy divertida. Y ahora tocaba ponerlo en práctica.

A última hora, poco menos de una hora antes de correr, tuvimos que hacer cambios en el equipo. Las corredoras que un principio íbamos a haber hecho el 4x100 no pudieron y en cuestión de minutos tuvimos que improvisar un nuevo equipo y por lo tanto, unas nuevas prácticas… pero ¡qué le vamos a hacer! ¡así es el directo! Y lo importante era hacerlo… así es que tengo que felicitar a mis compañeras que sin tenerlo en mente, se atrevieron también con este “retillo” que por supuesto, como no podía ser menos, estuvo genial.

Llegó la hora, me tocaba salir la primera, así es que de nuevo los nervios y la tensión del momento de la salida los sufrí en mis carnes, pero no me importa, es un momento difícil de explicar pero digno de vivir. Así es que allí estaba con el testigo en la mano, agarrándolo tan fuerte que casi no me circulaba la sangre entre los dedos y pensando que 100 m se corren en un pis-pas, pendiente de que no se cayera cuando lo entregase y luego… a disfrutar del resto de la carrera viendo a mis compañeras. Y una vez más… las susodichas palabras y ¡a correr! La verdad es que no puedo contar mucho de esos 100 ml porque prácticamente ni los recuerdos, no me acuerdo de las sensaciones, no me acuerdo de mis pensamientos, no me acuerdo de nada porque todo pasa tan rápido que no hay tiempo para nada… sólo sé que corrí y que notaba las piernas duras y doloridas, que llegué a la zona de entrega y le di el testigo a mi compañera y que las vi correr dándolo todo… hasta el final.

Fue un bonito día, todas estuvimos en nuestras pruebas llevando a cabo nuestro objetivo, dando todo lo que teníamos dentro, haciendo cosas que nunca antes habíamos hecho y viviendo una experiencia que seguro volveremos a repetir. El resultado no fue maravilloso pero eso es lo de menos… lo importante es la experiencia, el haber estado ahí, haberlo intentado, haber hecho algo entre todas y por mi parte, dejándome un buen sabor de boca y con ganas de más.








Gracias Cris por embarcarnos en esta experiencia, gracias Raúl y Pepe por apoyarnos y empujarnos, gracias Pedro Pablo por tus clases y sobre todo… gracias Canguras por permitirme compartir esto con vosotras.

miércoles, 17 de julio de 2013

Un 800 sin sabor

Pues ahí voy… con mi tercera competición en pista de 800 ml. Ocurría justo el miércoles siguiente del Campeonato individual de veteranos, con lo cual aún estaba enchufada por la emoción y la adrenalina del 200 y el 400 que todavía no me habían dejado poner los pies en el suelo, sin embargo…




19 de junio de 2013: XV Reunión de Leganés.

No tengo muy claro qué me pasó en esta ocasión. Fui tranquila, iba motivada, consciente de que a pesar de los pocos entrenos, al menos había competido algo más y eso me daba un pelín más de seguridad, pero no sé, algo en mi interior… había un interrogante.

Llegué al polideportivo de Leganés, como es habitual me fui hacia los listados y confirmé mi asistencia, miré las inscritas y me dije que intentaría ir detrás del dorsal XX a ver si conseguía mejorar un poco mi ritmo, pero… al final, todo son elucubraciones. Fui a las gradas, me senté un rato a charlar con algunos nuevos amigos y finalmente, empecé a calentar.

Lo normal, un trote de 20 minutillos con Juanjo y Sergio, una charleta agradable y lo que viene siendo habitual en estas competiciones, movilidad, técnica de carrera, estiramientos y unos progresivos… y a esperar mi serie, saldría en la segunda.




Bueno, pues ya sabes… intenta contenerte, tienes que pasar el 400 en 1:16 más o menos… podrás o tendré que atarte una losa a los pies?”, jaaaaaaaaaaaaaaaaaaa… y es que después de mi último suicidio, no me extraña que me tocara escuchar esto, así es que, intenté interiorizarlo para controlarme en la primera vuelta y no reventar al final.

Me toca, vamos a la línea de salida… la verdad es que en esos momentos todo mi cuerpo se tensa, mi mente está 20 m más allá y aguantando la respiración, sólo consigo oír el latido de mi corazón… “a sus puestos” y bang! Salgo y empiezo a correr, detrás del grupo, pero voy algo “rara”, no las tengo todas conmigo… no sé. Oigo algunos ánimos, “venga Raquel que vas muy bien” y paso el primer 400, creo que me he quedado corta, no sé en cuánto lo he pasado pero me noto “demasiado fresca”, con lo que algo he hecho mal.




Voy, sin ir, simplemente corro, hasta llegar al último 200, adelanto a una chica en la curva, lo que me hace pensar que me he reservado bastante y tengo como un bajoncillo, porque pienso que ya no voy a poder recuperar… pero llego al último 100, me animo y me digo que hay que dar todo lo que tenga, me marco un sprint y adelanto a otra chica… definitivamente si he podido hacer eso, he regulado bastante mal, demasiado corta y no he llegado, ya no me da tiempo a más, así es que… cruzo la meta sin más.

Tengo la sensación de no haberlo dado todo, de no haberme esforzado, no me encuentro mal, me noto bastante “entera”… está claro que no he mejorado mi marca y por otro lado, tengo la sensación de no haber corrido, es como… ¿un sin sabor?





Pues eso… al final 2:41.46, aunque recuperé un pelín en la segunda vuelta, ya no hubo tiempo y es que esto es muy difícil, saber regularte en sólo 400 m, donde un simple segundo es un mundo y que si te pasas, la pagas en los siguientes 400 m… ¡uf! Me parece toda una odisea casi imposible de controlar, pero supongo que al final, cuando haces muchos 800, llegas a conocerte en cada metro, en cada tramo de la pista, tus piernas te hablan y te van marcando, hasta que la cabeza aprenda. En fin… me fui a casa así como quien no quiere la cosa, un poco cabreada conmigo misma por no haberme esforzado y diciéndome “tengo que correr otro más y ya, necesito quitarme esta espinita”.

¿Habrá tiempo para otro?