jueves, 26 de diciembre de 2013

I Cross de Navidad PÁRIS-MIACUM

¡Al fin! Esta semana ha llegado ese estreno, ese primer cross de la temporada, aunque no haya sido un “cross al uso”, típico y habitual con mucha gente compitiendo, con la adrenalina a tope, con esa sensación de nervios… ha sido algo diferente, pero en fin.


Semana del 16 al 22 de diciembre de 2013: para empezar no es que haya sido una semana muy guay, lunes y martes en “el dique seco” por motivos varios, así es que, me quedaba poco más que hacer el resto de días. Un día para un entreno de cambios de ritmo y otro en el que pude hacer circuito de fuerza y 10 km… el viernes un trote de 30’ y al final, el sábado el cross, terminando la semana con 13 km de carrera continua para soltar la tensión del día anterior.
Ahí voy, intentaré no enrollarme mucho… empecé la semana con tanto ajetreo y sin poder casi entrenar, que lo cierto es que el sábado me notaba bastante cansada y casi sin ganas de competir. Aún así, nos levantamos, no parecía un día muy frío y estaba algo soleado, nos fuimos dirección a correr este primer Cross de Navidad organizado por los clubes Páris y Miacum en la Dehesa de Navalcarbón (Las Rozas).
Al llegar se veía el ambientillo, se estaban celebrando las carreras de las categorías inferiores y lo cierto es que no parecía que hubiera mucha gente, pero sin embargo me encontré con dos de mis excompis del Canguro a las que me alegró mucho ver. Después de los saludos, recogimos los dorsales y nos dispusimos a calentar mientras reconocíamos un poco el circuito. ¡Dicho y hecho! Empezamos a rodar por el circuito en compañía de nuestro amiguete Jose Luis que andaba por allí entrenando y la verdad, fue en ese momento cuando empezaron a entrarme todos los nervios y las dudas al respecto de qué hacía yo allí. Después de unas semanas bastante de bajón y cansada, no me veía con las fuerzas para afrontar ese cross que ciertamente no era nada fácil. Es un cross que discurre en un fantástico entorno entre pinos y de terreno quebrado, pero ofrece un circuito exigente y duro, con cuestas largas llenas de trialeras, muy revirado y el terreno, en esta ocasión estaba bastante seco, con lo que no hicieron falta los clavos. Así es que a medida que iba subiendo y bajando cuestas, me iban temblando más y más las piernas, me estaba pareciendo demasiado duro y empezó a faltarme el aire hasta que me dije: “qué más da Raquel, estás aquí, es un lugar bonito, es el primero, no hay casi gente, salga lo que salga tómalo como un entreno, corre, da todo lo que puedas y disfruta”. Y eso fue lo que intenté, simplemente correr.
Después del calentamiento, un poquito de técnica de carrera, unos progresivos y a la línea de salida… no soy capaz de describir la sensación del momento porque por un lado estaba nerviosa pero por otro, estaba un poco en plan pasota, así es que sonó el disparo de salida y casi sin darme cuenta, me puse a la cola del grupo intentando regular. Creo que prácticamente fuimos juntas todas las chicas el primer km, a partir de ahí ya se hicieron los grupos, en cabeza iban las Canguras y yo intenté quedarme en algún grupo pero me fue imposible… las chicas se dispersaron mucho y al final, casi corrí sola (lo cual tampoco era difícil debido a las poquitas que éramos). Empecé a adelantar algún puesto en las subidas, precisamente esas que tan duras me parecieron y recorté en alguna bajada, pero iba sin aliento, me faltaba el aire y las piernas no me daban mucho, el estómago lo tenía fatal con ganas de vomitas (el desayuno no me había sentado muy bien, creo que voy mejor cuando apenas como), entonces… me acordé de mi primo y le dije “lo siento primo, esta no va a ser mi mejor carrera pero salga lo que salga, será por ti” y de repente me sentí algo más ligera. Pero aún así, no me notaba yo muy metida en harina y prácticamente sola fui bajando, subiendo, llaneando hasta que a unos 300 m, escuché por megafonía como entraban mis dos amigas… ¡enhorabuena chicas otra vez, muy buena carrera la vuestra!


Llegué a meta, en un último esfuerzo apreté un poquito más para tener la sensación de haberlo dado todo, pero lo cierto es que no me sentí así… no me sentí como en esas otras veces que no puedo apenas respirar, que casi no puedo sostenerme en pie porque tengo las piernas cargadas, no… no me sentí satisfecha con el resultado, independientemente del puesto (eso me daba igual), era mi sensación de no haberlo dado todo, era mi sensación de estar allí “de pasada”, era mi sensación de haber perdido el tiempo.
Finalmente felicité a mis amigas y me fui con ellas a trotar un poco para soltar, tras una agradable charlilla, vimos la prueba de Mario y cómo había sufrido lo suyo… ¡bien por ti Mario, tú sí supiste darlo! Y después de eso, terminé con él trotando unos 5 km más.
Al final quedé la tercera de mi categoría, subí al pódium pero con la sensación de no ser merecido, casi hasta me daba vergüenza subir, pero… al final, fue por y para él. Y lo divertido, en representación de las ganadoras, subió un Canguro a recoger ambos premios.




jueves, 19 de diciembre de 2013

De Noviembre a Diciembre

Termina noviembre y empieza diciembre… el inexorable paso del tiempo contra el que es imposible luchar. Los días se siguen unos a otros, semana tras semana y al final, otro mes más y no nos damos apenas cuenta de ello.



No tengo mucho más que contar de estos días… sigo trabajando, sigo entrenando, sigo encontrando piedras en el camino que apartar, baches que saltar o agujeros que esquivar (o como se diría atléticamente hablando… obstáculos que pasar). Suena todo lamentable y triste, ¿verdad? Y es que depende de cuándo escribes, depende de cómo te sientes… ya sabéis, “el vaso se puede ver medio lleno o medio vacío”, pero no… no es preocupéis que tampoco es todo malo, ni tan negro.
Pocas novedades…
Semana del 18 al 24 de noviembre de 2013: siguiendo la marcha general, esta semana me gustó, fue satisfactoria… km de rodaje, circuitos de fuerza, progresivos y el sábado un entrenamiento duro pero muy divertido (al menos a mí me lo pareció). Así es que allí estuve, con mi compañero de fatiga Javi, dándole a la pista incansables: 4 bloques de 5x400 que fueron cayendo uno tras otro en torno a 1:30… ¡wwwwoooww! ¡qué subidón cuando haces este tipo de entrenamiento! Nos dejó muy buen sabor de boca y listos para afrontar la siguiente semana.
Pero antes de continuar con la siguiente semana, dejadme que haga un kit-kat… al menos un par de cosillas por mencionar, que bueno, suponen un nuevo cambio en mi vida deportiva.
Hace dos años más o menos por estas fechas, quizás un poco antes, tomé una decisión de la que hoy en día, a toro pasado, puedo decir que me siento orgullosa. Una decisión meditada y que en esos momentos me parecía muy difícil de ejecutar, dejar “amigos”, salir de un grupo con los que empecé a conocer este deporte y que me había aportado mucho para engrosar las filas de otro club, fue cuanto menos triste… pero hoy he podido comprobar que “no es oro todo lo que reluce”, que la gente te sorprende, tanto para bien como para mal y quizás, siga haciéndolo en un futuro, con lo que… mejor vivir el momento, disfrutar cada etapa, cada época, aprender de ello y quedarte con lo que realmente merece la pena, seguir adelante y volver a tomar decisiones, una y otra vez. Así es que, aquí estamos de nuevo.
Este año vuelvo a cambiar de club, he pasado dos años maravillosos en el Canguro porque he vivido con ellos un atletismo de verdad, he disfrutado de los crosses, he disfrutado corriendo en equipo, he irrumpido por primera vez en la pista en disciplinas diferentes (desde el 200 hasta el 800) y sobre todo, he conocido gente con un valor incalculable… y es que al final, cuando te crees que tu mundo lo forman unas poquitas personas, te das cuenta de que hay muchas, muchas, muchas más… y que te puedes seguir encontrando con gente fantástica, que siempre tenemos que tener abierta esa ventana porque realmente se pueden vivir grandes experiencias. En resumen… no me queda otra que decir “¡¡GRACIAS CANGURO!!”, para mí habéis sido una gran familia, me habéis dado la posibilidad de “nacer como atleta”, me llevo grandes amigos (ya lo sabéis) y ahora toca “crecer un poquito más”.
Dicho lo cual… quizás os podéis imaginar, por cuestiones y motivos varios, la logística familiar, sentimientos encontrados, sensaciones varias… este año correré con los colores del Club de Atletismo Fuenlabrada (CAF). Y aunque lo nuevo siempre da miedo, también ilusiona, han sido sólo dos años con el Canguro, pero he aprendido mucho, sé lo que quiero y/o necesito, sé lo que me apetece y por ahora, sé que es donde tengo que estar. Vamos a por ello y lo que tenga que venir, vendrá… de momento, toca disfrutar.



Este año me perdía el Cross del Canguro que se celebrara el domingo 24 de noviembre, creedme que me hubiera encantado volver a correrlo porque es un cross precioso, divertido y entrañable… pero, ese mismo día se corría también la Media Maratón de Fuenlabrada, junto con un 10K y un 5K, además de las carreras infantiles. Así es que, como miembro del club estuve participando en la organización de la carrera, ¡qué distinta experiencia cuando estás al otro lado! Pero me lo pasé muy bien, desde las 7:00 de la mañana colocando listas, repartiendo dorsales, ayudando con las inscripciones de los peques, recoger… en fin, estuvo divertido. Y bueno, dado que yo no pude correr, al menos lo hicieron Mario, Ruth, algunos amigos y como no… nuestros peques, que desde bien pronto estuvieron “jugando” con los profes de la escuela de atletismo de Fuenlabrada. Me encanta verles correr, con ese sentimiento y esa fuerza descontrolada, sin perder la sonrisa y alegres como pajarillos… ¡son lo más! Terminé el día con un rodajito de una hora hacia casa.



Semana del 25 de noviembre al 01 de diciembre de 2013: después de la semana anterior, con esta otra semana me esperaba un buen avance, pero… nada más lejos de la realidad… tan sólo pude hacer la primera parte de la semana porque terminé con una gripe o resfriado o virus o como quieran que lo llamen, que me dejó por los suelos… así es que… ¡parón de nuevo!
Semana del 02 al 08 de diciembre de 2013: pues poco que contar… sólo trotes suaves y siguiendo con los virus a cuesta… las fuerzas y las ganas por los suelos.
Semana del 09 al 15 de diciembre de 2013: esta semana parecía que ya me estaba recuperando, vuelvo a retomar los entrenamientos más o menos en serio, progresivos, técnica de carrera, circuitos de fuerza. Sale algún día chulo en compañía de Joaquín y César, otro día con Alicia y por supuesto las compañeras con las que todos los martes y jueves hacemos la fuerza. Al tran tran… poco a poco, voy preparándome para el domingo que llegaba mi estreno de la temporada: ¡por fin el primer cross! Campeonato de Madrid de Clubes de Veteranos Campo a Través, en Parla. Pero he aquí que el destino me tenía preparado otro “estreno”, una sorpresa triste y desagradable que al final no me dejó disputarlo.


Un fin de semana duro e intenso, con mezcla de emociones… un viaje a Málaga en el que disfruté con amigos de buenos momentos, con Mario y los niños, durante el cual pude trotar al lado del mar viendo como el sol aparecía tímido entre las nubes y allí, por el paseo de Torremolinos, disfruté de la compañía de alguien muy especial. Pero no terminaba ahí el fin de semana, porque la mañana del domingo despedíamos a otro ser especial, alguien muy querido con lo que no pude ir a competir. Eso sí, tengo que felicitar a mis compañeras de equipo por su excelente carrera, por su esfuerzo y por sus resultados, tanto a nivel individual como en equipo, pues se erigieron vencedoras de Madrid… ¡aúpa chicas! ¡aúpa CAF!


Y como no podía acabar todo así, en ese triste y agridulce domingo, tuve que quemar mi rabia de la única manera que hoy sé hacer… corriendo. Así es que me fui a Polvoranca a hacer unas series y allí, en un entreno triste y gris, me deshice de algunos miedos, allí en aquél entreno me encontré 5 minutos con mis amigos Oscar y Eva y después, al rato, se acercó un señor muy agradable en bici que estuvo charlando conmigo un rato, sin más, porque sí, porque le apetecía me dijo, hasta el punto en que me acompañó en el último mil… ¡qué curiosa es la vida! ¡qué cosas te pueden surgir o pasar! Y creo la verdad, que no hay que dejarlas pasar porque nunca se sabe… nunca se sabe quién te puede enseñar algo, nunca se sabe quién te puede ayudar, nunca se sabe si esa persona que se acerca a ti, en un momento triste y te dice “me ha encantado charlar contigo” te puede hacer ver el vaso medio lleno en un momento precisamente en el cual, está completamente vacío.
Este es mi especial homenaje, para él, para ellos, para todos los que se sienten tristes en estos momentos.
Y yo por mi parte… pues a intentar seguir, a ver qué consigo hacer esta semana, a ver hasta dónde llego, a ver si por fin “me estreno” y busquemos, busquemos retos, metas… seguiremos superando gripes, bajones, malos momentos porque hay que ir en busca de los buenos.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Cause I am a champion and you’re gonna hear me roar!!!

Aquí voy, aquí sigo, en la misma línea, poco a poco… sin prisa pero sin pausa. Sigo entrenando, nada más y nada menos, buscando mi forma física, recuperando fuerzas e intentando ponerme a tono.
Aún no he competido, aunque ya empiezan algunos crosses, todavía no he pisado el barro y de momento, creo que tardará en llegar porque sigo algo floja, sin ritmo y sin fuerza, todavía no está la “máquina lista”. Ssssssshhhhh estamos al acecho.



Al menos mi sóleo se ha “relajado” un poquito, me ha dado un poco de cancha y me deja volver a entrenar como tiene que ser… poniendo toda la carne en el asador. Lo malo es que tengo la sensación de que se pasa la sobre carga de un lado y se pasa a otro, si hace un par de semanas era el sóleo, ahora son los isquios y los tibiales… ¿qué pasa aquí? ¿no llega el cuerpo a adaptarse nunca? ¿pero cuánto necesita? Y yo pensé que ya había pagado con todas las agujetas que se requería… ¡pues no! ¡vuelven de nuevo!
Lo cierto es que mientras sean agujetas, todo va bien… lo malo es cuando aparecen otros dolores que te paralizan, que te dejan un poquito con la moral por los suelos porque no ves nunca el momento de “correr sin molestias ni dolores” y es que, siempre hay algo. No lo diré muy alto, me voy a dar por satisfecha porque estas dos semanas han sido de entrenos de verdad, primeros esfuerzos de verdad, muuuuucha calidad. Poco a poco se va preparando la fiera.


Semana del 04 al 10 de noviembre de 2013: además de los rodajes, los ejercicios de técnica de carrera y los circuitos de fuerza, en esta semana han llegado las primeras series y la potencia aeróbica… no sé cuál de las dos es peor porque en una vas al 90% y en la otra al 80-85% pero más tiempo… y al final te quedas fundida, vacía… está claro que tengo que aprender a conocerme y a medirme sin pasarme. El día de las series me enfrentaba al primer entreno de calidad de la pretemporada, sin saber muy bien ritmos, ni qué me iba a encontrar y sola, tras un calentamiento me enfrenté a un 2x2000 + 3x1000. No sé qué fue peor si los dos miles o los miles porque al final son distancias que si no las controlas desde el principio, te dejan sin nada para las del final. Enfrenté la primera tanda de los dos miles con ganas, “venga vamos a ver qué sale, pero sin pasarse, regula” y sin mirar crono me puse a tirar, intentando ir por sensaciones… al final salieron a 4:22. Pero luego llegaban los miles, esta distancia siempre se me atraganta (ya lo sabéis), pero había que probarse e intentar no ir peor que en los dos miles y todo ello, por sensaciones. La verdad es que cuando vas por el tercero piensas “¿podré terminarlo? El último y ya, no queda nada”, pero el caso es que cuando llevas 500 m te quieres parar y dejarlo ahí tal cual… al final, por cabezonería acabé con una media de 4:15. Sabiendo que no eran unas series maravillosas, acabé satisfecha porque al fin y al cabo estoy empezando y me digo “poco a poco, todo llega”. Por otro lado, el entreno de potencia aeróbica también tuvo lo suyo. Fue una mañana muy agradable, con mis compis de grupo y el coach, después del calentamiento estuvimos preparando pies y tobillos, haciendo técnica de carrera, fuerza, maldiciendo y entre risas, dándole a la musculatura… tras todo ese preámbulo, cayeron 4x7' a ritmo 4:30. Mentiría si dijera que no me costaron, pero la verdad que en compañía, aunque Fran y yo simplemente nos saludásemos en todo el recorrido, todo se lleva mucho mejor. Fue buena semana y empezamos a enseñar los dientes.


Semana del 11 al 17 de noviembre de 2013: esta semana sí ha sido dura, en esta ocasión sí he sufrido y vuelto a sentir las piernas como auténticas losas, hacía tiempo que no sentía esa sensación de parálisis y no poder avanzar, demasiado dormidas… pero al final, una vez más, si hay que hacerlo… ¡se hace! En esta semana caen los primeros 200 m, después de un rodaje de 10 km, me equivoco y me casco 10x200 m así sin más (tenía que haber hecho la mitad, pero a veces la cabeza está en otro sitio y ya se sabe). Lo peor es que pensé “a ver cómo hago el entreno de mañana”, pues ahí, dando la talla y con ayuda claro porque si no… no lo hubiera hecho. Al día siguiente circuitos de fuerza y 8 km en progresión acabando casi a 4:00 (gracias Mario porque si no tiras de mí, allí que me quedo). Pero, ¿quieres té? pues ahí lo tienes, al día siguiente otro entreno de potencia aeróbica. En esta ocasión después del calentamiento tocaban 2x15’ a 4:30, no me veía con muchas fuerzas, además era un día bastante feo de viento y lo cierto es que por el JCI estos días se hacen duros, entre el frío y las cuestas, creo que casi valen el doble… finalmente salen a 4:33. Bueno, no pasa nada, venga, hay que seguir que todavía quedan dos entrenos “morrocotudos”. El sábado se presenta el entreno más difícil y duro de la semana, vuelta con las series, otra vez “a por todas”. Gracias de nuevo a los compis y al coach, que si no es por él… las hace “¡su madre!” (no la madre de nadie en particular, jaaaaaaaaa, sólo es una expresión). Una mañana muy fría, aunque pasamos un buen rato entre risas con el calentamiento previo y la técnica de carrera, no dejo de estresarme y ponerme nerviosa con este tipo de entrenamientos… ¡no puedo evitarlo! Siempre pienso si seré capaz de hacerlo, si conseguiré satisfacer a “la fiera interna” que siempre quiere más, que nunca está contenta, que se castiga cuando no salen las cosas y que pasa inadvertida cuando salen… en fin. Pero esta vez, no la dejamos que se saliera con la suya, esta vez fue diferente, contenta por volver a la pista, el entreno me dejó bien: un 2000 que salió a 4:12, dos 1000 a 4:04 y 5x400 que salieron entre 1:32-1:26 (el último que es el mejor). Sé que no debería, pero lo cierto es que tengo que decir que en este tipo de entrenamientos me siento mucho más segura cuando hay alguien que me anima, alguien al que seguir, alguien que me regula y ayuda… lo sé, soy una kamikaze y al final eso se paga, por eso… ¡gracias! Por supuesto que sufrí como una perra, los 400 se me hicieron duros, el último iba ya que ni veía y ni que decir tiene que en los últimos 200 m el lactato casi me paraliza y pensé que no llegaba a la línea de meta… acabé completamente vacía y con unas agujetas de morirme, ¡qué dolor de piernas! Así es que, para rematar la faena y la semana, al día siguiente terminamos “cantando bajo la lluvia”, bueno casi. Bajo la lluvia, sin tregua, con un frío de morirse, por Bosquesur salimos Fran, Javi, Alfre y yo a demostrar que a pesar de todo, nos gusta este deporte y que no hay nada que nos pare. Fue un buen entrenamiento, 6 km de calentamiento, 10x100 cuestas y otros 6 km en progresión, que me terminaron de rematar las piernas y de dejarme hecha una piltrafilla... ¿lo oyes?


No sé cómo voy a afrontar la semana que viene después de tanta intensidad, porque al final claro que se notan estos entrenos, te pondrán fuerte, no digo que no… pero de momento, te dejan para echarte a las gallinas porque vamos, a nivel físico no te quedan fuerzas para nada más. Sin embargo, a nivel emocional es justo lo contrario… te dan más fuerza y desatan tus ganas por seguir demostrándote que puedes con eso y con más.

¿Quién puede más? ¿Lo físico o lo mental?
Cause I am a champion and you’re gonna hear me roar!!!


martes, 5 de noviembre de 2013

Seguimos en pretemporada

No mucho más que añadir en estas dos semanas siguientes. Sigo en pretemporada poniendo un poco el cuerpo al día, las nuevas rutinas me están llevando mi tiempo de adaptación, no por lo difícil o duras que puedan ser, sino por la carga no habitual en mí… músculos adormecidos y poco trabajados que ahora están despertando al trabajo.
Así es que me encuentro en una estación de adaptación que como era de esperar, me ha llevado a la sobre carga y por lo tanto… a bajar el ritmo. Estas dos semanas han sido muy suaves, poca carga, poca actividad, sólo rodajes y rodajes, algo de técnica de carrera pero poco más… mi sóleo ha dicho “¡eeeeehhhh! ¡take it easy!”, dicho lo cual, no he podido avanzar mucho, más bien he tenido que retroceder y aflojar… en otras palabras: he tenido que casi parar.


Semanas del 21 de octubre al 03 de noviembre de 2013: rodajes.
En fin, espero que noviembre se presente mejor, a ver si es posible empezar a entrar de lleno en los entrenos, en la continuidad, con las agujetas y los dolores típicos del esfuerzo pero sin lesiones, notar las piernas como losas, que se caigan las lágrimas por el viento y las series, las cuestas y más, más, más… ¡a ver si puedo empezar a correr de una vez!

miércoles, 23 de octubre de 2013

Pretemporada 2013-2014

Pues el título habla por sí solo… comienza la pretemporada 2013-2014 y me esperan grandes cosas en todos los sentidos (o eso espero, je je je).
Después de los 10 días de descanso tras el maratón de Berlín, volvía a retomar las ganas de correr con pequeños rodajes, suaves, lentos… Es increíble lo vacía que te deja una prueba de estas características, te quedas sin fuerza en todos los sentidos: no tienes ganas ni de moverte, ¿las zapatillas? ¿qué es eso? ni te acuerdas de ellas, emocionalmente te sientes algo triste y con los ánimos por los suelos, físicamente te duele todo el cuerpo, te vas arrastrando y sólo te apetece dormir, dormir y dormir… ¡ni que contaros sobre comer! Sientes un hambre voraz y te comes todo lo que pillas, da igual el momento, da igual lo que sea… vamos, que llega un momento en el que te preguntas si todo esto ha merecido la pena.
Pero parece que sí, porque de repente, según van pasando los días y tu cuerpo se va recuperando, empiezas a regañarte por lo que hiciste (o no hiciste) en la carrera, te das cuenta de que puedes hacerlo mejor, volver a intentarlo en otra ocasión y te das cuenta de que lo necesitas… necesitas salir a correr. Así es que sin darte casi cuenta, empiezas a pensar en el próximo objetivo, el próximo reto y te lo grabas a fuego: “tengo que resarcirme porque sé que lo valgo, sé que puedo… lo tengo y así debe ser: Chicago 2015”.


Así es que con este nuevo pensamiento, este nuevo reto en cuanto a maratón se refiere, cierro la temporada 2012-2013 y paso página: toca pensar en lo nuevo que está por llegar en 2014.
FIN

Este año va a haber muchas cosas nuevas, no sólo en lo que atléticamente se refiere, sino también a nivel personal, cambios, muchos cambios… “AIRES NUEVOS”.
Dicho esto, ¡vamos a por ello! De momento me espera la temporada de cross hasta febrero, tengo ganas de volver a ponerme las zapas de clavos, pisar la tierra, trabajar el barro, los giros, las subidas y bajadas, la fuerza, la velocidad… ¡me encanta este cóctel! Lo he dicho muchas veces, el cross me parece una prueba dura, mezcla de resistencia y velocidad, pero a la vez muy divertida, en un tiempo generalmente frío y lluvioso, una parte de la temporada que te hace volverte aguerrida, que parece que tus piernas no van y cuando te quieres dar cuenta, estás volando, creo sinceramente que el cross… es único. Claro que esto es sólo mi opinión, pues para gustos se hicieron los colores, la pista, el asfalto, la montaña, el maratón, los ultras… lo cierto es que la riqueza de este deporte es más extensa de lo que creemos y ahí está el tic de la cuestión, por ello sufrimos y lloramos, por ello disfrutamos y reímos porque es por todos y para todos.


En fin, pues no me enrollo mucho más en esto post, pues tampoco tengo mucho más que contar, estamos empezando y ahora de momento sólo hay entrenos, día tras día, entrenamientos, entrenamientos, entrenamientos…
En la semana del 07 al 13 de octubre de 2013, retomé los entrenos, durante 5 días salí a trotar suavemente durante media hora. Intentando volver a la normalidad, introducir rutinas, preparar el cuerpo, avisarle de que en poco tiempo toca empezar a dar cera. Ha sido una semana cómoda, pero también desconcertante… es duro darte cuenta de lo lenta que estás, que te pesan las piernas, que parece que no sabes correr y que no eres capaz de ir más rápido de 5:30. Y te preguntas, “¿volveré a estar en forma para competir? ¿cuándo? Paso a paso”.
Durante la siguiente semana del 14 al 20 de octubre de 2013, ha sido cuando he empezado los entrenos de verdad. Primeros rodajes de 10 km, cuestas, circuitos de fuerza y un poquito de vidilla en los km finales para ir eliminando polvorilla de las piernas, progresivos, etc. Por supuesto tampoco está siendo una semana fácil, por las mismas razones, porque estoy lenta, porque quiero y no puedo, porque no me veo, porque me ansío y en definitiva me tengo que convencer a mí misma que es normal, que vengo de un maratón y mi estado de forma es el que es, no puede ser otro y que ahora, a estas alturas de la temporada tengo que tener la cabeza fría y pensar, no acelerarme, no dejarme llevar por los grupos de entrenamiento, no desmotivarme porque vea que a mi alrededor hay compañer@s en mejor forma, que ya me llegará y si lo hago bien, tendrá el fruto que corresponde.
En fin, resumiendo, aquí estamos pues… con nuevas planificaciones, con ganas y fuerzas renovadas para afrontar un nuevo año deportivo. Me apetece ir a por todas, quiero entrenar duro, quiero entrenar más, quiero mejorar y creo, no sólo porque me lo hayan dicho, sino también porque yo misma lo he vivido, que en esto no hay secretos… “si trabajas, puedes” y es que aquí, nadie te regala nada. Así es que espero poder estar a la altura de mis perspectivas, espero que las lesiones y/o dolores me respeten y espero poder escribir sobre ello, lo que será un buen síntoma de que todo va como tiene que ir.
Habrá que empezar a estudiar el calendario de cross… tic tac, tic tac y a sacar las zapas de la caja.




“AIRES NUEVOS”
¿Por qué esta frase? Porque es una frase que nos dijo un amiguete en Berlín, porque me gustó, porque suena a fresco y porque vendrán nuevas cosas… que contaré más adelante.

martes, 22 de octubre de 2013

Premio entre bloggeros

Bueno, bueno… pues ni que decir tiene, que estoy algo “asombrada” con esta nueva conmemoración que he recibido, algo inusual y difícil de creer pero ahí está.
Así es que de repente, me entero que gracias al Blog El Cuentakilómetros, este rincón de mis memorias atléticas ha sido premiado en los Liebster Awards (Best Blog Award).



Ahora bien, os preguntaréis qué son estos premios que no suenan a Oscar, ni a Goya, ni a Nobel... son algo simbólico que nace de bloggers y es para ellos, para reconocer de forma cariñosa el trabajo que conlleva, publicitarlo y motivar a su creador.
Dicho esto, me toca cumplir las normas que implica aceptar este premio que me ha hecho tan feliz:
a) Nombrar y agradecer el premio a la persona o blog que te lo concedió: a Manuel por su blog El Cuentakilómetros.
b) Responder a las 11 preguntas que te hayan formulado.
c) Conceder el premio a 11 blogs y proponerles 11 preguntas para responder.
d) Visitar los blogs que han sido premiados junto con el tuyo.
e) Informar a los blogueros que has premiado.

He aquí las 11 preguntas que ha formulado Manuel con mis respuestas.
¿Por qué un blog?
No lo sé, de repente un día descubrí que tenía la necesidad de sacar lo que había en mi interior de alguna forma, pensamientos, sensaciones… de hecho, tengo dos diferentes, uno destinado al atletismo y otro para “mis cosas”.
¿Cuánto tiempo dedicas a la semana a tu blog y cuánto a otros blogs?
No soy muy constante, depende del momento, la ocasión, si he competido o no, según los entrenamientos… depende del tiempo libre que tenga entre todas las otras cosas que hago, puede ser diario, semanal o incluso a veces he tardado hasta un mes en escribir una entrada nueva.
¿Has conocido gente gracias al blog?
Sí, he conocido gente, pero prácticamente toda de forma virtual, aún no he tenido la posibilidad de quedar con nadie.
¿Qué es lo que más te gusta de tener un blog?
Poder escribir simplemente sin que nada ni nadie te interrumpa en ese momento, es como una liberación.
¿Cuál son tus próximos retos, si es que se pueden contar?
No me importa contarlos porque al final todo lo cuento… pero es que ni yo misma lo sé, las temporadas las hago según me encuentro anímicamente.
¿10k, 21k, 42k?
Quizás este año me centre en el cross y en la pista… dejaré el fondo para otro año.
¿Entrenas solo o acompañado?
De las dos formas, unos días sola y otras en grupo.
¿Realizas quedadas con otros blogger’s?
No.
¿Qué te gustaría que la gente viera a través de tus palabras?
Simplemente que puedan sentir lo que yo siento.
¿Si pudieras o quisieras cambiar el nombre de tu blog, por cual lo harías?
No lo he pensado, creo que no quiero… si quisiera hacerlo, simplemente lo haría.
Y por ultimo ¿te importa la cantidad de gente que te sigue?
No me importa, me gusta que la gente me siga, me agrada pero no por ello tengo esa necesidad de que alguien se pueda ver obligado a hacerlo, es algo que está en cada cual y hay que respetarlo.

Estas son las 11 preguntas que se me han ocurrido.
1. ¿Cuándo decidiste escribir un blog?
2. ¿Con qué objetivo empezaste tu blog? ¿por qué?
3. ¿Crees que tu blog ha cambiado, evolucionado o madurado a lo largo del tiempo?
4. ¿Qué tipo de personas crees que leen tu blog?
5. ¿Qué tipo de blogs sueles leer?
6. ¿Es tu blog un reflejo de tus aficiones?
7. ¿Te ha permitido tu blog conocer gente con tu misma afición?
8. ¿Qué has aprendido durante todo este tiempo dentro del mundo?
9. Si tuvieras que recomendar a alguien que cree un blog ¿qué consejo le darías?
10. ¿Qué te aporta tu blog?
11. En una frase, ¿cómo describirías tu blog?

Y por supuesto, estos son los blogs premiados.

Ahora toca avisarles… J.


lunes, 7 de octubre de 2013

Maratón de Berlín: algo más de 42.195 metros



Casi una semana después y todavía no sé cómo empezar esta crónica. Hoy viernes 04 de octubre de 2013 me siento vacía, triste, melancólica y sin ganas de nada… ¿será el esfuerzo? ¿será todo lo acumulado? ¿qué será?
¿Es esto como una sensación de fracaso? No lo sé, que cada uno juzgue lo que considere.

Viernes 27 de septiembre de 2013.
Amanece el día tranquilo y dispuesta a coger un avión. Tengo el privilegio de disfrutar de una de las cosas que más me gusta hacer y casi nunca tengo oportunidad, poder levantar a mis pequeños, esas caritas dormidas, sus “hola mami”, sus besos matutinos, me dan una energía que invade todo mi cuerpo. Poder llevarles al cole y despedirnos de ellos allí, con un gran abrazo y otro beso gigantesco, deseándonos suerte, fue un bonito despertar.
Tras los últimos detalles con las maletas, Mario y yo nos vamos dirección al aeropuerto en lo que supone ser toda una excursión por el transporte público (no sé qué pasó ese día pero todos los transportes iban mal y nos tocó hacer cambios de itinerario). Por fin llegamos a la T4, habíamos quedado allí con nuestros compañeros del reto solidario “A por la silla para mojarse”, una iniciativa lanzada por mi amiga y compañera Patricia para colaborar en la recaudación para la Fundación Numen (niños con parálisis cerebral) para la construcción de una piscina y la sorpresa, el momento vivido, fue espectacular e inolvidable.
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Aquí hago un inciso. Lo he publicado entre amigos por las redes sociales y por mail, pero hasta hoy no había colgado nada en mi propio blog, así pues, por favor perdonadme por hacer este llamamiento y pedir un poquito de colaboración para estos pequeños con tanta fuerza.
Así pues, como nos dejan un mes más… un último y pequeño empujoncito.
Lo dicho, aprovechándome de vuestra generosidad, amabilidad, buen corazón… y de “esta vida que nos une”… simplemente pedir una pequeñísima ayudita, no es necesario mucho pero ya se sabe que con un poquito de muchos, se consigue algo grande… ya sea colaborando con una pequeña aportación o incluso, que lo podáis difundir entre vuestros amigos, conocidos, contactos… lo que queráis.
Seguro que entre todos… podemos conseguir algo bien bonito. En este otro enlace directamente se llega a la página para hacer las donaciones.
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Un sorpresón, inimaginable, una sensación indescriptible y es que allí mismo, junto a Cristina, Fernando B, Patricia y Fernando L (los compis) estaban estos pequeños tan grandes, un grupo de niños y niñas, con sus papás y mamás, esperándonos con una enorme pancarta, con aplausos y gritos para despedirnos y desearnos suerte en nuestra aventura berlinesa. Ni que decir tiene, la piel con los pelos de punta y las lágrimas difíciles de contener, hicieron que el comienzo del viaje fuera aún más bonito, único y lleno de motivación.



Y allí empezó todo… cruzamos la puerta de embarque y a esperar nuestro avión, entre risas y bromas, bocatas y chocolate, los últimos momentos en Madrid junto con el equipo Numen y nuestros amigos José Luis y Nacho (que también iban a por su propio reto… ¡vaya par de máquinas!).
Llegamos a Berlín, nos recoge la agencia y nos traslada al hotel en autobús, una vez en el hotel, dejamos las cosas y nos vamos a dar una vueltecita por los alrededores. Algo tranquilo y no muy lejos pues tampoco eran horas de andar “derrochando”. Finalmente acabamos en una especie de garito fiestero de cocktails, bebiendo alguna cervecita y cenando pasta… vamos lo normal en estos días, ponerse de hidratos hasta arriba y así hasta la hora de irnos a dormir, momento en el cual nos encontramos con otros dos amigos Joaquín (Aegis que también correría) y su chica Cristina, con los que estuvimos un ratito.




Sábado 28 de septiembre de 2013.
Nos levantamos tempranito para salir a trotar un poquito, media hora fresquita para ir cogiendo sensaciones en cuanto al clima y para ir entrando en “materia”. Fuimos prácticamente todos los amigos, hacia la puerta de Brandemburgo, para ver todo lo que allí había montado y para tomar conciencia de lo que nos esperaba. Fue un mini entrenamiento muy motivador y agradable. Después de eso, desayuno y de nuevo la agencia nos traslada hacia la Feria del corredor, donde recogeríamos nuestros dorsales. Por supuesto la Feria del corredor es espectacular, gigantesca y bien organizada. Se organiza en el antiguo Aeropuerto de Tempelhof, por sus hangares, las zonas de pistas, salas de espera, hall… vamos una pasada.



A pesar de la grandiosidad de la Feria y la gente, todo es muy ágil y rápido. Perfectamente organizado y separado por sexo, incluso jubilados no supone nada más que un par de minutos. Así es que dorsal en mano (más bien en la bolsa) y con la pulserita de “corredor”, nos desperdigamos para dar una vuelta por la Feria y hacer nuestras compras (algo indispensable por supuesto), además tuvimos la oportunidad de ver y escuchar al gran Gebrselassie.
Después de un par de horas por allí deambulando, nos fuimos a comer… ¿adivináis el qué? ¡bingo! otro plato de pasta y con eso y un bizcocho… pues nos fuimos a descansar un poquito al hotel, una siestecita y después un paseíto por la ciudad. Esta vez algo más extenso, pero de nuevo sin prisas y tranquilo, hasta la hora de cenar.
La noche del sábado fue un poco particular de cada uno, Jose y Nacho cenaron en el hotel, el equipo Numen (ahora con Julián que venía desde Barcelona) cenó fuera, Mario y yo nos hicimos un “take away” de comida japonesa (arroz fundamentalmente) y nos lo tomamos en la habitación. Después de eso, preparamos nuestras cosas para el día siguiente, la bolsa con la ropa seca que dejaríamos en el ropero, las zapas (que después de darle mil y una vueltas, acabé con las Ride6), calcetines, pantorrilleras, el dorsal en la camiseta, los geles, las gominolas y yo todavía, ¡no sabía con qué pantalón correr! En fin, hasta que llegó la hora de dormir, esperando que fuera una buena noche, pero nada más lejos de la realidad… al final resultó que estaba más nerviosa de lo que creía, no pegué ojo en toda la noche, el estómago me molestaba, tenía calor, frío y di mil y una vueltas, hasta que llegaron las 5:30 h de la mañana.

Domingo 29 de septiembre de 2013.
Amanece el gran día, con unos nervios de morirme bajamos a desayunar. Apenas me entra nada pero hay que coger fuerzas para lo que me espera, así es que, hago un esfuerzo y tomo un plátano, un poco de huevos revueltos, una tostada con chocolate y un té. Con las mismas, subimos a por las cosas y a las 7:15 h, nos lleva el autobús de la agencia hacia el gran recinto donde está la salida del maratón.
Llegamos enseguida, en ese momento es cuando percibo que la mañana está fría, aunque sin nubes. Me doy cuenta que me tiemblan las manos y que no es precisamente por el frío. De nuevo la organización es espectacular, grandes carpas de roperos perfectamente clasificadas por número de dorsal, por un lado las de los hombres y en una zona más apartada, las de las mujeres (un gran detalle teniendo en cuenta que luego nos tenemos que desnudar para cambiarnos, lo que permite algo más de “intimidad”) y todo correctamente señalizado. Así es que nos vamos las chicas a dejar nuestras cosas, es curioso que prácticamente no sentía el frío, aún así, me puse la bolsa que daba la organización para mantener el calor corporal y después volvimos para reencontrarnos con los chicos e ir a los cajones de salida. A Nacho y a Jose ya no les vi, a Julián tampoco, así es que Patricia, Fernando, Cristina, Fernando, Mario y yo nos fuimos juntos. Mientras íbamos medio trotando hacia los cajones, empiezo a sentir un nudo en el estómago, algo de frío en la cara y las manos, muchos nervios, mucha tensión y por fin llega la hora de despedirse.



Le doy un fuerte abrazo y un beso a Mario, le deseo mucha suerte y le digo “lo vas a hacer” (estaba convencida de que podría conseguirlo) y me voy casi con lágrimas en los ojos con la sensación de que me iba a la guerra (vaya tontería). Él y Patricia van al mismo cajón, el resto nos vamos juntos a otro. Sin embargo, después de la despedida el momento es más distendido, ya en el cajón de salida nos permitimos alguna risilla nerviosa y un poco de cháchara, intentamos olvidar la presión y los miedos pero es complicado. Yo personalmente pienso en todo lo vivido hasta entonces, siento que me van a faltar las fuerzas, pero me digo “tienes que hacerlo, puedes hacerlo”, el corazón me late muy deprisa, necesito que den ya la salida para soltar el estrés y por fin, unas palabras de ánimo de Gebre y veo soltar los globos amarillos que vuelan rápidos hacia lo alto. Me despido de mis compañeros “de cajón” y corro hacia la salida y al pasar por el arco me digo “vamos chicos, nosotros podemos… yes we can!!!”, pensando en Bruno y Lola, les llevo en mi camiseta, empujando y por delante, la dedicatoria de Alessandra Aguilar, nada puede fallar… crono ON.
Ahora es cuando empieza el show, sólo voy un par de minutos con Fernando B que me dice “tú y yo podríamos llevar el mismo ritmo… ¿cómo quieres ir?” y muy convencida le digo “los primeros km muy tranquilos, regulando y a 4:55” y vamos trotando, pero él tiene que hacer una paradita técnica y yo me quedo sola… ahí empieza el caos. Soy consciente de que tengo que ir despacio, se lo he dicho a Fernando y me lo digo constantemente, pero de repente veo que me estoy yendo a 4:50 y pienso “baja el ritmo, vas mal” e intento regular, lo intento… pero por más que lo intento no estoy centrada y no me salen los km como deberían, voy demasiado rápido, lo estoy viendo y sigo pensando “baja el ritmo”. Hago el primer parcial de 5 km a un ritmo de 4:57, vale genial… lo he controlado “¡bien pequeños, lo hemos hecho genial!”, me digo pensando en los dos nombres que llevo a mi espalda y que me acompañarían durante toda la carrera, porque en esta ocasión, estaríamos los tres solos, Bruno, Lola y yo. Me tomo una gominola y se me atraganta, lo paso mal y me digo que mejor no tomo más de estas.
Me siento bien, sigo corriendo, voy intentando controlar el ritmo y entonces me doy cuenta, de nuevo, que voy demasiado rápido, se me va algún km y vuelvo a pensar… “¡así no! ¡baja!”. Creo que lo estoy haciendo muy mal, incluso he visto algún 4:40 y eso me desespera porque me siento incapaz de controlar, pero pienso, “voy bien, vamos chicos, podemos”. Y hago el segundo parcial, 10 km a 4:47… “¡uf! me he pasado un pelín, esto seguro que lo pago, aunque tampoco ha sido mucho”. No olvido beber en todos los avituallamientos, no vaya a ser que eso me penalice.
Paso el km 15 y por aquello de ir pensando en pequeños objetivos, me digo “venga que sólo nos queda la mitad, vamos hasta el km 30” y me siento fenomenal, no hay dolores, tengo a mis pequeños empujando y claro… me paso un poco, llego en un ritmo de 4:45, pero como no voy echando las cuentas, no me fijo en que llevo sólo 1h12, no le presto mucha atención y sigo, pues yo iba viendo mis ritmos puntuales a 4:50 más o menos y me parecía correcto. Voy mirando la ciudad, entre las personas que están animando buscando banderas de España (pero no veo ninguna, esto no es como Nueva York).


No queda nada para llegar a la media, voy pensando que tengo que tomarme el gel, no sé si hacerlo en el km 17 (como me dijo Mario) o más adelante, así es que al final, entre varios pensamientos me lo tomo en el km 19. Intento ir pensando en distintas personas que rodean mi vida para que se me haga más ameno, me acuerdo de Rita en el 17 (que me lo pidió), en el 18 de mis suegros, en el 19 de mi padre (me guardo a mi madre para los últimos), en el 20 me acuerdo del Dr. H. Llego a la media y me fijo en el tiempo, veo que la hago en 1h41, intento calcular el ritmo y me digo que estoy yendo a por 3h20… “¡estás locaaaaa! ¡la vas a cagar! ¿qué haces? te has pasado tres pueblos”, otra vez a 4:45 pero me encuentro muy bien, sin dolor, contenta, mis pequeños están ahí empujando y pienso en que GB estará flipando y estará diciendo, “¿qué haces Wonder? ¿dónde vas?”, mientras el Zagal lo estará haciendo fenomenal, cumpliendo paso a paso, disfrutando y la verdad, no sé por qué me acordé en ese momento de estas cosas, se me cruzaron estos pensamientos y llegué hasta el km 22, me acordé de mi hermana, tengo claro para quién son los 3 últimos km. Sigue habiendo mucha gente, oigo la música, voy viendo algunos grupos, pero no sé… falta algo. Sin darme cuenta bajo el ritmo y llego al km 25 en 4:52, una chica pasa con una camiseta que me llama la atención “pain is inevitable, suffering is optional”, me gusta pero pienso que estamos locos.


Y entonces empieza poco a poco la condena, al darme cuenta de mi nuevo ritmo, me da un poco de bajón e intento apretar y volver a correr más, “venga que podemos”. Pero llegando al km 29 se me acalambran los pies, se me empiezan a dormir, no sé cómo hacerlo, cómo correr para que se me pase pero creo que no hay remedio, “¡mierda! esto no, por favor… ¿al final me equivoqué de zapas? ¿por qué? No pasa nada, ¿verdad mis pequeños que vamos bien? Vamos por la derecha”. Pero no, ya no van tan bien las cosas, empiezo a bajar el ritmo, empiezo a no disfrutar de la ciudad, me da igual la gente, no me motivan nada, ni la música, ni los gritos y llego al km 30, evidentemente bajando el ritmo aún más, estoy ya en 4:58 y me acuerdo de Aegis, “ya voy mal y aún quedan los peores km, todavía hay que pasar por los km del 32 al 36, los que estás más sola, los más duros… vaaaaaaaaaaaamos”. Veo un panel grande de la organización donde van pasando todos los nombres de los corredores y en grande pone “you all are heroes”, pero ni eso, ni yo misma consigo convencerme. Entonces empiezan los dolores, me duelen mucho los gemelos, no puedo casi andar, voy mirando a los lados por si hubiera algún metro cerca, “lo cojo y me voy, ¡no! No puedo fallar así a Bruno, a los niños de Numen… fíjate en ellos, su fortaleza, su grandeza, no puedes abandonar,¡ tienes que seguir por ellos!”. Me tomo el otro gel, a duras penas, voy bebiendo agua e isotónicos, paso del plátano, no me entra nada, me duelen mucho las piernas y aún queda lo peor.


He de reconocer que en esos km se me pasaron muchos pensamientos que no alcanzo a recordar con claridad, entre un tira y afloja conmigo misma, mi propia lucha, quería abandonar, pero no podía hacerlo, tenía que conseguir esa medalla para ellos, el dolor empieza a ser muy fuerte, noto el viento, siento frío, pienso en andar… “¡no lo hagas! Aunque sea trotando muy poquito pero no se te ocurra andar”. Bajo el ritmo muchísimo, llego al km 35 en 5:16, me vengo abajo pero pienso que ya me da igual, que no voy a conseguir ninguna marca y me conformo con llegar, con eso me basta. Empiezo a pararme en los avituallamientos, ya no cojo el vaso y voy corriendo, lo cojo tranquilamente y me lo voy bebiendo andando. Paso el km 36 y un corredor me grita “vamos Lola” leyendo mi camiseta, le doy las gracias con el pulgar. Sigo a duras penas, necesito andar, sólo oigo ruidos alrededor, una espectadora me dice “¡go Raquel!”, a penas puedo darle las gracias, no me importa, me encuentro mal y entonces me paro y ando, ¿cuánto? no lo sé, quizás un minuto, no tengo noción del tiempo, no miro el crono, vuelvo a correr, ahora el dolor es insoportable. Por fin llego al km 38 y pienso “esto es un cross Raquel, no queda nada”, pero sin embargo no puedo, tengo frío, empiezo a llorar, me vuelvo a parar, ando otra vez y de nuevo dos corredores españoles me animan “venga española, lo tenemos ahí ya, tienes que darle un último empujón”, les levanto la mano y les veo irse a buen ritmo.
Pienso en los grandes atletas que lo pasan mal, pienso en los últimos tramos cuando van recogiendo cadáveres, “madre mía, soy uno de ellos, soy un cadáver” y me empieza a adelantar gente, veo muchas chicas que van fenomenal, fuertes, firmes, convencidas y yo no puedo, voy llorando, llego al km 40 en 5:33, claramente la he cagado, lo he pagado y pienso en ellos, en Mario que habrá llegado hace rato y habrá hecho un gran carrera, en Lola, mi pequeñina y en Bruno, mi pequeño campeón, pero no puedo y vuelvo a andar y eso me mata, “les estoy decepcionando, lo estoy haciendo fatal… ¡pero qué dices! Estás aquí, has salido, has recorrido 40 km, no te queda nada, lo has conseguido… ¡mira ahí está el km 41!”. Lo veo a la izquierda, hay un arco y de nuevo Bruno en mi cabeza, “¡ahora sí hijo, por ti, este último km es por ti! Tú has demostrado mucha fuerza y valentía, te mereces que yo te las devuelva”.
Paso el km 41 como puedo, intento pensar en apretar este último km y hacerlo un poquito más rápido, creo ver en el crono 3h26, tampoco está tan mal, pero veo que ya no conseguiré mi tiempo, aún así tengo que intentar el último esfuerzo, casi no puedo mover las piernas, me duelen tantísimo que me parten, pero no me importan. Entonces giro y veo la puerta de Brandenburgo, me freno en seco, me quedo pasmada frente a ella, colapsada y me echo a llorar… ¡cómo es posible! está ahí, no queda nada, pero no puedo ir hacia ella. En ese momento llega un corredor corriendo por detrás y me coge por la espalda, me empuja y me dice “está ahí, disfruta lo que queda” y en ese momento arranco de nuevo a correr.



Esos últimos metros apenas los recuerdo, los hice llorando y pensando en este tiempo, en Bruno, en Lola, en Mario, mi familia, las lágrimas no me dejan ver apenas, paso por debajo de la puerta, ni me fijo en ella, oigo gritos pero no veo a la gente, me doy cuenta de que el suelo es diferente ¿o no? No puedo respirar de la angustia ¿o es emoción?, ya está, ahí está el arco de meta, ya no hay nada más, esto se acaba… cruzo y me invade un berrinche tremendo, paro el crono y lo miro, 3h31, ¡vaya mierda! No puedo dejar de llorar, el sofoco es tal que tengo que echarme a un lado para no molestar, “he fallado, os he fallado, no lo he conseguido”.
Voy andando pensando en llegar al ropero, estará allí Mario, quiero abrazarlo y llorar, paso al lado de la entrega de medallas, cojo una y la sostengo en la mano, sigo andando a pesar de que apenas puedo. Me dan una “capa” de plástico (menuda heroína) para cubrirme del frío, estoy temblando y voy casi como un zombi. Cojo agua y un niño me da una bolsa con algo de comer dentro, la cojo como puedo, entre la medalla, la capa y el agua. Ahí están los roperos y busco a Mario, le veo sentado en el suelo con Patricia, está contengo, le veo bien, me alegro por él pero sin embargo no estoy contenta. Llego hasta él, me ve, me agarra y me pregunta “¿qué tal?”, pero me echo al suelo y de nuevo a llorar desconsoladamente, no puedo parar de llorar, me dice que me incorpore para cambiarme la ropa mojada, tengo mucho frío, se va a por mi ropa, no puedo levantarme, se me contracturan los cuádriceps y el abdomen, me abraza pero sigo llorando, me tumbo, me pregunta de nuevo (le preocupa que haya abandonado), le digo el tiempo y me felicita, pero a mí no me importa porque me siento fracasada, tengo tanto contenido que sólo quiero sacarlo fuera, es un sabor agridulce.


Estuvimos un buen rato allí hasta que conseguí calmarme, cambiarme y ponerme en pie, Patricia contó su carrera y el resto de compañeros que fueron llegando también (algunos más contentos que otros), nos preocuparon Jose y Nacho que no supimos nada de ellos (pero pensamos que les fue estupendamente y se cansaron de esperar… afortunadamente así fue, ¡enhorabuena muchachos por esos carrerones!), hasta que finalmente nos fuimos. Atravesamos el recinto y decidimos volver andando por aquello de eliminar el ácido láctico, íbamos analizando la carrea, Mario iba intentando animarme pero apenas le escuchaba, los diferentes motivos y cómo lo había hecho mal, me había inmolado (como suelo hacer en todas mis carreras, ya sean de 400 m, de 4 km o de 42 km), tenía frío, quería llegar, se me hizo eterno el camino… pobre con lo contento que él estaba y yo allí oscureciendo su éxito, “¡felicidades Mario! ¡gran carrera! Eres todo un campeón por todos lados, por tu carrera, por afrontar las cosas como lo haces, por tu forma de ver la vida… así es que, al menos ya sé de quién le viene a Bruno esa fuerza (perdóname)”.
Finalmente llegamos al hotel, coincidimos con todos nuestros amigos, Jose y Nacho que estaban listos para celebrarlo y el grupo Numen que llegaron en tren a la vez que nosotros, así es que tras las felicitaciones, nos separamos para cambiarnos y quedar para comer, beber o lo que fuera. Pero a mí me fue imposible, solo pude tumbarme, entre las ganas de vomitar, los dolores de piernas y la rabia que tenía por no haber conseguido bajar de 3h30, por la sensación de frustración y de fraude a mis pequeños, me quedé allí llorando toda la tarde.
No terminó así de triste el día, al final de la tarde, volvió Mario y conseguí incorporarme, así es que nos fuimos a cenar un poco y a tomar unas cervezas con Jose, Nacho, Joaquín y Cristina en una mini feria que había al lado en honor a la Oktoberfest. Al menos durante un par de horas conseguí olvidar un poco esa sensación tan frustrante y disfruté de mi estancia en Berlín, con mi marido y con mis amigos.




Hoy es lunes 07 de octubre de 2013, hoy estoy terminando de escribir esta crónica. Habéis podido comprobar que me costó arrancarla, que como siempre he escrito una larga crónica (cada cual es libre de leer o no), ha sido complicado intentar trasmitir todo lo que ha supuesto este maratón para mí y por último, llegan mis conclusiones. Quizás si hubiera terminado de escribir la crónica el mismo viernes que la empecé, las conclusiones serían otras pero hoy, veo las cosas de otra forma, con otra perspectiva, ya con el tiempo pasado las cosas se ven más claras y sobre todo, se ven de forma más objetiva.
Sí, me sigue dando rabia haber desperdiciado uno de los mejores maratones del mundo, el maratón más llano y “fácil” por excelencia, el maratón donde se baten las marcas mundiales (de hecho, hemos tenido el privilegio de correrlo este año que se ha vuelto a batir el récord por Wilson Kipsang en 2h:03:23), con un día prácticamente perfecto en cuanto a temperatura y clima, creo que estaba preparada físicamente para ello (a pesar de haber andado en varias ocasiones), con un doble motivo y un reto maravilloso… si hubiera controlado la primera parte de la carrera quizás lo hubiera conseguido, si hubiera estado centrada en el maratón. Pero es evidente que no lo estaba emocionalmente, demasiado cansancio y demasiadas preocupaciones, todos mis pensamientos y mi atención estaban en otro sitio, en otro lugar, además he de decir que llegué al maratón de Berlín sin ganas, sin motivación y sin actitud… y supongo que eso se paga. Me da rabia no haberlo conseguido por un minuto y medio, pero ¿qué es eso en todo el tiempo que transcurre en nuestras vidas? ¿es realmente importante?
Después de este fin de semana (Pili, gracias a ti también), por fin me he dado cuenta de lo que importa de verdad, que correr un maratón es importante, que realmente no lo hace (ni consigue) tanta gente como se cree, que es una prueba dura de resistencia física y mental, pero no deja de ser una carrera… un minuto y medio en nuestras vidas no nos lleva a ninguna parte. ¡Hay tantas otras cosas importantes en la vida! Tanto me obcequé con ese minuto y medio por encima de las 3h30, que no he sido capaz de disfrutar de mi éxito, que es mi segundo maratón y he conseguido MMP… es mi segundo maratón, aún puede haber más, aún puedo mejorar, aún hay tiempo… ¿qué prisa hay? Si no ha podido ser esta vez, ya será en otra ocasión. Después de todo esto, hoy, tengo ganas de volver a intentarlo, de hacerlo bien, de prepararlo a conciencia y de controlar la carrera, no que ella me controle a mí.
No voy a volver a dar las gracias a todo el mundo, ya lo hice en mi crónica anterior y resultaría muy pesada, así es que… ya lo sabéis todos, los que habéis estado a mi lado en todo momento, a ratitos, aguantando, preparándome, probando, empujando de una u otra forma, a Numen y sus niños, compañeros, amigos, mi familia, Mario y mis pequeños… gracias.
Y me quedo con la experiencia de Jose y sus palabras “si a un maratón llegas bien, física y emocionalmente, puede que te salga bien; pero si llegas con falta de algo, seguro que el maratón te come”. Y en mi caso, desde luego que así ha sido, para muestra un botón (y no quiero que sirva de excusa). Otra frase de Miguel FyH, “las derrotas son las que dan valor a las victorias , no las subestimes”, porque creo que tiene razón, si todo hubiera salido bien no le habría dado importancia, de hecho se la habría quitado y no habría disfrutado de ella, pero la derrota, el fracaso, realmente es el que nos enseña, nos tumba y nos hace volver a ponernos en pie… y de aquí, estad seguros que he aprendido, ahora sé por experiencia propia que si en un maratón te pasas al principio, lo pagas al final. Y en general me quedo con los ánimos de todos vosotros y de mis amigos, por vuestro apoyo, vuestras palabras y el darme consuelo después. Es cierto que tengo poca experiencia, que hay que caerse muchas veces y volver a levantarse, de todo ello se aprende. Así como también con la experiencia y las palabras de Pili “a veces gano, a veces aprendo… pero nunca pierdo”. Y por supuesto con la inscripción de la medalla: “RUN ONCE, RUN FOREVER”.
Me gusta lo que decía Michael Jordan: “He fallado más de 9.000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 juegos. 26 veces han confiado en mí para tomar el tiro que ganaba el juego y lo he fallado. He fracasado una y otra vez en mi vida y eso es por lo que tengo éxito.
Voy a disfrutar de mi éxito: mi MMP, mi experiencia vivida, haber podido estar en la salida y haber cruzado la meta, lo que he vivido por el camino hasta llegar aquí, nuevas emociones y nuevos amigos porque sobre todo, lo más importante, disfrutar de las personas que me rodean.




Así es que con todo este cóctel, haciendo alguna variación, que por supuesto tampoco es mía original, sino que circula por la red, me quedo con:

a veces gano, a veces pierdo… pero siempre aprendo

Próximo maratón: Chicago 2015.