La del domingo 22 de abril no fue una carrera habitual, no fue una competición más, no fue una lucha contra los kilómetros y el reloj, ni una batalla por el puesto… fue más bien, una carrera de sentimientos y reflexiones.
Hacía mucho tiempo que no me levantaba pronto para ir a una competición, casi había olvidado ya los madrugones, pero había que ir, no había marcha atrás, había que estar allí. Y es que ese domingo se disputaba la gran carrera, ninguna tan popular y tan importante como es el Maratón de Madrid (al menos para miles de madrileños), en el que por supuesto yo no iba a participar, pero en el que iba a estar presente (muchos amigos allí) y junto con el maratón, compartiendo casi 5 km, se disputaba también un diez mil… al que yo iba.
Aunque llevaba un tiempo despierta, a las 7:15 h de la mañana sonaba el despertador, tras una noche algo intranquila, preocupaciones rondando mi cabeza, exaltaciones, los niños llamando, Mario levantándose a las 6:00 h porque había quedado antes… decidí que había que levantarse e ir, a pesar de mi lamentable estado de forma, pero eso era secundario.
Lógicamente mi motivación por esta carrera era ínfima, después de las “catástrofes” sufridas en mi cuerpo, mi mes en blanco, tanto tiempo sin entrenar, ninguna motivación al respecto… me tomaría esta carrera como un entreno, un rodaje tranquilo y suave donde si conseguía llegar a meta ya me daba por satisfecha y en definitiva, estaría en compañía de mi hermana. No suelo tener muchas oportunidades de correr con ella y siempre que lo hago, me reconforta, me llena y me divierte, disfruto con ello y en esta ocasión más aún, porque “era necesario”, aunque yo me preguntaba… “¿quién acompaña a quién? ¿yo a ella o ella a mí?”
Salimos de casa a prisa y corriendo, tarde, con el desayuno a medio tomar, estresada porque no llegábamos, a toda leche con el coche porque había que ir hasta el Retiro e intentar aparcar… ¡uf! difícil tarea en estas circunstancias porque ya estaría todo lleno. Así fue, después de dar unas cuantas vueltas por Atocha y alrededores, conseguimos aparcar, dejar las cosas y ya, “uniformadas” para correr, fuimos hasta el metro que nos dejaría en Colón, lugar de salida de la carrera. Mientras íbamos en el metro charlando, nos colamos el dorsal, contando historietas variopintas sobre anécdotas que ocurren en el metro y mirando el reloj constantemente… “¡uf! vamos fatal de tiempo, estamos haciendo todo lo que no hay que hacer antes de una carrera, llegar con prisas, sin calentar, sin posicionarnos bien, no sabemos lo que nos vamos a encontrar… ¡menudo desastre!” le dije a Ruth y pensé que en otras condiciones, me habría caído una buena charla, pero la verdad, como iba por ir, corría por correr, no tenía ni prisas ni objetivos, me daba igual lo que saliera y dónde nos colocásemos.
Llegamos a Colón 10 minutos antes de la salida, a prisa y corriendo, pasamos al lado del arco de salida y nos metimos en el “corral élite”, no nos dijeron nada así que supusimos que los del diez mil entrarían en ese corral también… ¿o sería por mi dorsal amarillo? Busqué los globos que sirven de guía porque varios amigos del GGM llevarían algunos con distintos tiempos, así me ayudaría a localizar dónde podría estar Mario y la verdad… fue muy fácil encontrarlos, ¡je! Llegamos hasta los globos de las 3h30 y saludamos a Marek y a Julito, les pregunté por Mario y me dijeron que se había ido con los globos de las 3h15, así es que… allá que fuimos serpenteando entre la gente. Les encontramos y allí saludamos a Edu con su globo, pero a Mario, a pesar de que estuvimos buscándole, no le vimos y pensé… “¡vaya, qué rabia! Yo quería desearle suerte por última vez aquí en la salida… en fin, ¡qué le vamos a hacer!”.
Y casi sin darnos cuenta, se produjo el disparo de salida y empezamos a correr. Cruzamos el arco de salida junto con los miles de maratonianos que emanaban ilusión y ánimos por los cuatro costados, empezamos a recorrer metros y mientras yo iba mirando de un lado a otro, hacia atrás, a ver si veía a Mario… nunca se sabe y además tenía que estar cerca del globo, así es que tenía ese pálpito. Y así fue, no llevábamos ni 500 m cuando Edu con su globo me grita alguna cosa de ánimo y prácticamente al lado, con algunos amigos Mario me llama, con lo que me quedo a su lado, cruzamos cuatro palabrillas y le deseo suerte a la par que le veo irse, confiado y seguro de sí mismo… y se me encoge el corazón. Y de esa forma, Ruth y yo seguimos a lo nuestro, tranquilas, hablando de nuestras cosas, yo seguía mirando por si veía a Carlos, a mi tío Claudio o algún amigo más, hasta que fueron pasando los km mientras subíamos Castellana contagiadas de aquella emoción.
Uno de los momentos más emotivos de la carrera fue cuando bordeando el Bernabéu, llegas al km 4 y poco, punto en el que se dividen los recorridos del maratón y del diez mil, los corredores del 10K aplauden y laurean a los maratonianos, se me pusieron los pelos de punta y pensé “aquí se separa nuestro camino”, me acordé de Mario y los 42 km que iba a correr, de las semanas que había pasado, las dificultades y se me saltaron las lágrimas, Ruth me abrazó y me dijo “¡pues estamos buenas, venga!”, pero seguimos a lo nuestro. Enfrentamos una cuestecita por Concha Espina (la salida de la San Silvestre), arriba de la cual se gira, vuelves a bajar hasta Bernabéu y otra vez toda la Castellana hacia abajo por la vía de servicio. Y mientras íbamos dirección Retiro, con nuestras cosas, veíamos todavía algunos corredores subiendo para hacer el maratón o quizás, todavía algún rezagado del diez mil.
Otra vez en Colón, giramos a la izquierda, bajamos por Serrano hasta la Puerta de Alcalá, que se bordea hacia la izquierda y entramos en Retiro por el Paseo de Coches (igual que el maratón). No quedan más que 500 m, Ruth va cansada y me dice que apriete, que me vaya y le digo, “¿para qué? esta carrera la estamos haciendo juntas de principio a fin y así vamos a entrar en meta”, pero sin darnos cuenta y a un ritmo de 4’20, entramos en meta de la mano, al final en 50’18’’ y dadas las condiciones, todo un carrerón para Ruth, ¡bien hecho campeona, una prueba más superada!.
Así, sin prácticamente parar, trotando hasta el avituallamiento cogemos un isotónico y agua, en el siguiente nos dan la medalla conmemorativa del primer R&R 10K de Madrid y nos vamos cruzando el Retiro hasta el coche (otros 2 km más por si no teníamos suficiente). Nos cambiamos, cogemos las cosas y otra vez al metro, hasta Lago (km 32 del maratón) donde nos encontraríamos con mamá, la tía Mari y los niños… porque allí en la Casa de Campo sería el primer punto donde veríamos a Mario, aproximadamente a eso de las 11:15 h.
Justo al salir del metro vemos pasar a los primeros corredores, es muy emocionante verles correr, ¡una maravilla! ¡qué espectáculo! Y con los nervios a flor de piel, a 200 m de ese punto, llegamos al km 25 y poco, que viene a ser la entrada a la CdC. Nos situamos, mientras los niños corretean entre la gente y las bicis, pendiente de ellos, yo expectante por saber cómo iría Mario, animando a los corredores y al instante, vemos pasar a Jose Luis (como siempre haciendo una gran carrera, nuestro maratoniano por excelencia), pasan más corredores, los globos de las 3h00 con Emilio que clava su carrera (¡ese globo wapo, qué crack!), Patricia con su magnífica sonrisa y alegría (¡menudo carrerón! ¡qué grande chiquilla!), más amigos, los globos de las 3h15 con Edu que lo había soltado (aún así, ¡vaya carrera!) y pienso que Mario debería estar a punto de pasar, me saluda Edu (Rayman del foro al que ni veo, ¡felicidades también!), llega Marine (¡felicidades por tu debut y esa marcaza!), me pongo nerviosa y por fin veo a Mario, grito a los niños “¡chicos corred que viene papi! ¡vamos!” y todos emocionados animan a Mario, a su paso me voy con él unos metros trotando mientras se toma uno de sus preparados, le pregunto qué tal va porque no le veo muy buena cara, me dice que no va muy bien, que lleva molestias y que no sabe si se retirará… pero aunque yo me desanimo por él, le deseo ánimo y acto seguido envío un mensaje al míster, pidiéndole consejo. Vuelvo hasta donde están los niños y mi familia, nos quedamos otro ratio allí a ver si veíamos a Carlos o a Claudio pasar, pero nada, pasan compañeros del trabajo, los globos de las 3h30 con Marek y Julio (¡qué bien lo hicisteis chicos!) y finalmente al no ver a nadie más, decidimos irnos al km 32 (salida ya de la CdC) no fuera a ser que se nos fuese Mario. Es curioso que mientras ellos recorren 7 km por la CdC, tranquilamente en 200 m llegues al mismo punto… es lo que tienen los “atajos”.
De nuevo se siente el gran griterío, mucha gente agolpada que casi no te deja ver, los niños correteando de un lado a otro, me encuentro expectante y nerviosa porque vuelva a pasar Mario, pensando en si se habrá recuperado un poquito y si el preparado le habrá servido de algo. En esta ocasión no veo pasar a nadie de mis amigos, salvo a Marine a la que vuelvo a animar y acto seguido llega Mario junto con Antonio que le está acompañando. Los niños vuelven a animarle y yo me vuelvo a ir con ellos trotando un rato, le hablo mientras subimos la cuesta, le transmito el mensaje de Joaquín “ahorra energía y tranquilo”, le vuelvo a dar ánimos, vemos a Conchi (la hermana de Fermín que nos anima), le veo algo mejor y además confío en que con Antonio le iba a ir muy bien, me quedo más segura y así, me despido de ellos y me doy la vuelta (¡maldita cuesta!).
Al darme la vuelta veo a mis compañeros de trabajo, así es que me pongo a trotar con ellos unos segundos y les doy ánimos (felicidades Bruno por tu gran debut), hablo unos minutos con Conchi para trasmitirle el mensaje de Mario y me voy a por los niños. De nuevo corre que te corre, con los niños y “mis chicas” nos vamos al metro otra vez dirección Atocha. Durante el trayecto no hago más que mirar el reloj, “vamos fatal de tiempo, no llegamos”, estoy de los nervios, tiro de los niños con los que voy a toda leche por las escaleras y los pasillos del metro, mi familia va por detrás, yo voy metiendo prisa porque quiero ir a la cuesta de Alfonso XII (en la que habíamos quedado con mis cuñados y sobrinos), pero creo que no vamos a llegar y por fin salimos a Atocha.
Salimos del metro y al minuto de estar allí… “¡no me lo puedo creer!¡por los pelos!”, pasa Mario con Antonio, así es que de nuevo me voy trotando con ellos y pregunto a Mario qué tal va, me dice que tiene molestias en isquio y cintilla, que va fatal y que no puede más, oigo a Antonio que le va marcando la carrera y calmándole (gracias Antonio, qué gran amigo y corredor), así es que le digo que ya está hecho, que sólo le quedan 3 km y en cuanto suba la cuesta habrá llegado, que se deje llevar y que no piense… me despido de él y le deseo suerte. Me vuelvo otra vez con los niños, esperamos otro rato a ver si veíamos a alguien y justo cuando nos íbamos, pasa Claudio que me saluda él a mí (perdóname tío pero estaba tan inmersa en los pensamientos que ni te vi). Más tranquilas y sin prisas nos vamos al Retiro, porque ya sabía que Mario lo había conseguido, en lo que nosotras llegábamos, él cruzaría el arco de meta y se habría vuelto a superar a sí mismo una vez más, como siempre lo hace.
Así es que, lo demás… es de imaginar, llegamos al punto de encuentro en Retiro, felicitaciones a todos los compañeros y amigos que corrieron y lo lograron… besos y abrazos, alegría y risas, anécdotas, cada uno con sus cosas y Mario con su mejor marca personal, su medalla y su propia historia, orgulloso y satisfecho... ¡felicidades campeón!
En definitiva… toda una mañana deportiva, R&R, doble R, dos carreras, cada una conllevó sentimientos distintos, desde el 10K que hice con mi hermana, los motivos y nuestras conversaciones… hasta el “maratón” que hice detrás de Mario lleno de sentido, de corazón y de orgullo, de miedos y nervios… un sentir y por supuesto, mi propia reflexión.
Y aunque me repita… Mario te dejo una palabras ya dedicadas en FB (dado que no lo puedes ver) y las felicitaciones de nuestros amigos... porque te lo mereces, porque tú lo vales y ¡porque me da la gana! Así es que, muchas gracias a todos por las felicitaciones, vuestro apoyo y las palabras a Mario y muchas gracias a Ruth, mi mamá, mi tía Mari y a los niños por pasar con nosotros esa mañana, soportando con la lengua fuera el ritmo al que os llevé durante todo el día para ver a Mario.
Ahí queda eso:
“Desde que te conozco (y de esto hace ya 20 años), he visto tu fortaleza ante problemas muy importantes, te has batido en batallas muy dolorosas, has atravesado auténticos muros que aparentemente eran infranqueables... por muy débil que te has sentido en ocasiones, has salido, has resurgido, te has levantado una y otra vez... en esta ocasión... no iba a ser diferente... verdad?”
Gema: Ooooohhh!!!! Qué bonito!!!!! :)
Sebas: Enhorabuena Mario. Hice la foto pero no te vi hasta que me llamaste después. Ahora toca recuperarse. Abrazos.
Pili: Mario, tu no trabajas en un hospital? pues muy mal lo que se presume en la foto, vaselina y tirita en los pezones... algo bueno tenía ser chica, llevamos top ;)... enhorabuena campeón y mas por tener el pedazo de mujer que tienes ;)
Conchi: me alegró un montón veros en la carrera. Dale la enhorabuena a Mario de mi parte
Rita: Mario es una de las personas más nobles y con una de las cabezas mejor estructuradas que conozco. De humano corazón y articulaciones doradas...
Ivan Porras: crack!
Claudio: Ese Mario, ¡Grande!
Miguel: ¡¡¡ESE ES MI ENEMIGO SI SEÑORA!!! , un tío que en lugar de glande tiene enolme y un corazón de dimensiones infinitas que orgulloso me siento de él leñes.
“Y así fue... viéndote pasar por aquellos km, vi tu evolución, tu estado de ánimo, tus pensamientos, tu gesto que delataba desesperación y un esfuerzo inconmensurable... pero no tenía dudas... sabía que lo conseguirías una vez más... y es que eres así, cualquier cosa que te propones, lo consigues... eres GRANDE Zagal!!! Enhorabuena y muchas felicidades porque lo has vivido, sufrido y disfrutado... va por ti!!!”
Mila: Enhorabuena
Gema: Campeón!!!!:),Preciosas palabras cuñada!!!!!:)
Nacho: Un campeón
Mercedes: MUY BONITO RAQUEL ASI SE HABLA
Belén: Qué grande es Mario en su sencillez, su saber hacer las cosas y su saber estar... ¡Y le queda de miedo la medalla!
César: Felicidades Mario
Charo: Mario GRANDE GRANDE!! Raki qué bonito el apoyo que os dais mutuamente!! Qué grandes sois los dos!!!
Rita: LO CONSEGUISTE!!!. Combatiste con los dragones y saliste victorioso. Muerde esa medalla y tatúatela en el corazón. Nadie te va a quitar la confianza que has cogido.
6 comentarios:
Me gusta la foto de la Casa de Campo con Bruno y su cartel de "vamos papi".
Raquel es un artículo estupendo.
Besos.
Enhorabuena por la carrera!
Un saludo.
Esta entrada no es la más bonita que he leído en este blog, sino la siguiente :)
Enhorabuena por saber relajarte y disfurtar de los 10k con tu hermana y, de nuevo, enhorabuena a Mario por superarse y sorprendernos a todos.
Un besazo,
preciosa entrada. Gracias por compartirla. Un abrazo a todos!
Gacela de Las Rosas
Maravillosa y emocionante lectura !!
Con tu permiso te sigo. Mi blog anterior era http://motivacionrunner.blogspot.com. Pero lo estoy migrando a http://desafiorunning.blogspot.com
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