lunes, 28 de enero de 2013

Un corto eterno

Hay veces que nos empeñamos en ciertas cosas que contra natura son imposible. No importa, el ser humano es obstinado y cabezota, sabe que se la va a pegar y aún así… va de cabeza.




Eso es lo que me ha pasado a mí en esta ocasión. Sabía el resultado pero incrédula de mí, pensé que podría haber algún milagro o que estuviera la suerte bajo una piedra, para que no fuera tal cual tenía que suceder, sino que fuera distinto… ¡qué tontería!

Pero es que, amigos míos… la suerte no existe, puedes tener un mejor o peor día, te puede pasar que te tuerzas o te lesiones, pero en realidad, la verdad de todo ello… es que lo que existe es el trabajo, con lo que o lo tienes o no lo tienes, está o no está dentro, no pretendas que te caiga por arte de magia porque eso no sucederá nunca. Y ya de milagros, ni hablamos.

Lo cierto es que no llevo un mes de enero bueno, desde la noche de la San Silvestre arrastro una especie de resfriado que me ha ido dejando sin apenas fuerzas. La cuestión a pesar de todo ello, es que no he dejado de entrenar, aunque es evidente que no he podido sacar ni ritmos, ni tiempos, ni distancias tal y como estaba planificado, pero yo me creo que con no parar el cuerpo no olvidará, no perderá lo aprendido y que todo cuenta. ¿Me estaré equivocando? ¿no lo estaré llevando al límite? ¿debería parar a descansar?

Así es que, la semana del 07 al 13 de enero hice lo que pude y cómo buenamente pude, pero la acabé como si hubiera estado escalando el Himalaya o algo así, porque el domingo después de 15 km por un terreno algo “ondulado”, llegué a casa sin fuerzas y con un dolor en las piernas que no era normal, ¿agujetas a estas alturas? ¡cómo puede ser! Y eso me lastró bastante porque la semana siguiente, del 14 al 20 de enero no fue mucho mejor, muy inconstante en los entrenos, poco regular y prácticamente sin hacer nada de calidad… total, dos días de 12 km de rodaje y los 30 minutos del sábado previos a la competición con unas sensaciones pésimas.




¿Y por qué insisto en llevar la contraria a todo el mundo? Sobre todo a quienes me están aconsejando, si debía haber descansado ¿por qué tuve que probar lo evidente? ¿qué pretendía encontrar? Pues justo lo que encontré… ni más, ni menos y es que a veces parece que me gusta fustigarme por ello porque sabía que me iba a generar desmotivación.

Llega el domingo y muy tranquilamente desayuno, me preparo y me llevo a los niños y a mi madre a Polvoranca… ¡menudo frío! ¡pobrecitos! Y cuando llegamos allí estaban también mi tía María y Luis, Belén y mi tío Claudio haciendo fotos a la carrera… entre idas y venidas, saludos varios y demás, me fui a calentar un ratito sola (las chicas ya se habían ido y no las encontré) y a la vuelta, llegó Mario que estaba por allí entrenando (a penas crucé unas palabras con él porque casi no había ya tiempo) y también estaba Fran (gracias por tu ayuda como “utilero”, je je je). Creo que no estaba muy metida en la carrera, el calentamiento fue muy pobre, no hice ni movilidad, ni técnica de carrera, ni progresiones… nada, total… si para lo que iba a hacer, era como un entrenamiento abocado al fracaso.




Así es que nos situamos en la salida (en esta ocasión no hubo cámara de llamadas, fue todo muy raro) y cuando me quise dar cuenta, se produjo el disparo de salida… y salí. Pero ya salí mal, la carrera estaba “perdida” antes de salir, mi cabeza no iba desde el minuto cero, así es que… tan sólo los primeros 500 m pude hacerlos bien. Empecé a sufrir enseguida, creo que salí demasiado rápido, muy pegada a las chicas de cabeza y eso por supuesto, me penalizó mucho… vi como se iban mis compañeras, vi como se iban todas las corredoras y en mi cabeza sólo había un mal pensamiento, iba asfixiada, apenas podía respirar, las piernas no me iban, no querían seguir, estaba totalmente paralizada… y sólo quería parar, cuando me estaba aproximando a las primeras “S” me planteé retirarme, no tenía ningún sentido ir así… escuchaba los ánimos de mis amigos, mis familiares, a Raúl diciéndome que cogiera ritmo, pero me era imposible…ni siquiera pensar en mis pequeños me sirvieron en esta ocasión… ¿o sí? No lo sé porque cuando llegué al paso de la primera vuelta, decidí seguir… aún me pregunto por qué lo hice, ¿por verles a ellos? Allí estaban mis niños gritándome y no fui capaz de sonreírles, ni de mirarles, casi me avergoncé de mi estado frente a ellos… pero seguí, ¿qué era lo que quería demostrar? ¿que podía ir al límite? No lo sé, aún no lo sé… supongo que simplemente fue cabezonería, no dar mi brazo a torcer, “ella no podría esta vez” y la sentía pisándome el cuello, pero no la dejé… seguí adelante, seguía oyendo los gritos de ánimos y entonces otras corredoras me empezaron a pasar… pero me daba igual, sólo quería terminar, me daba igual dónde y cómo llegar, sólo terminar… otra vez las “S” y se me hicieron durísimas, hasta me tropecé y casi caigo, pero seguí adelante y ahí estaba la recta final, ahí estaban esas chicas delante, “pues que sigan, no pienso ir a por ellas, yo sólo quiero llegar a meta”, sigo a mi ritmo y pienso “esto es eterno, por favor que acabe ya” y justo a 50 m llega otra chica que me intenta adelantar… y tampoco sé por qué hice esa última tontería, pero apreté, ella esprintó y yo también, no podía dejar que en los últimos 10 m me adelantar otra chica más, eso terminaría de minar mi moral, así es que, no sé ni cómo pero lo hice y entré. Fin.







Es evidente que la carrera fue un desastre, fui vacía desde los primeros 500 m, fui sufriendo durante todo el recorrido, no encontré ni motivación, ni grupo, ni nada que me hiciera levantar el ánimo… simplemente “me rendí” y el resultado fue el que fue, lamentable. Me quedé tocada de moral y me quedé muy tocada muscularmente, los gemelos destrozados, los cuádriceps muy pesados.

Mea culpa… lo asumo, totalmente merecido el “tirón de orejas” que me llevé.


1 comentario:

Unknown dijo...

Yo después de este fin de semana poco te puedo decir o nada pero bueno.... tenemos días buenos y malos, buenos y malos de cabeza y de piernas y cuando se juntan las dos cosas desde la salida es una cruz muy pesa.Por que lo has hecho? pues precisamente por ti, para demostrarte que te esfuerzas que te arriesgas y que luchas.
Date un par de días y a meterle aire nuevo al coco que somos muuu tontos.
Un abrazo.