Pues vuelta a la pista, aunque esta vez ya había pasado por aquello de las dos vueltas, fui más pardilla aún por el desconocimiento del nivel de la prueba.
Miércoles 29 de mayo de 2013, XV Trofeo de Fuenlabrada, un meeting con bastante nivel, la verdad, aun estando ahí perdido en Fuenlabrada.
Ya cuando vi en la lista de inscritos las marcas me dije “¡leche! ¿a dónde voy?” y por supuesto, estuve acojonada durante los dos días de antes, dándole vueltas, ¿tenía algún sentido que me presentase a esa prueba? pero en fin, al final la cuestión era probar, hacer de nuevo esa “media” distancia, volver a retar a mi cuerpo contra aquellos 800 m y ver hasta dónde podía llegar.
Hasta el mismo día por la mañana estuve dudando de si hacerla o no, pero al final… ¿quién dijo miedo? ¿miedo a qué? ¿al ridículo? ¿a quedar la última? bueno… ¿y? Tenía que probar si de verdad me vendría abajo con una prueba de estas características, sabía que estaba fuera de lugar, pero quería probarme a mí misma que eso no me importaba, que un fracaso así no me iba a apartar de lo que quería hacer y de lo que pretendo hacer en un futuro, tengo que encontrar la fórmula, mi sitio… me gusta el 800 y quiero ir a por él.
Es evidente que ese día no me iba a servir de mucho, poco podía sacar de provecho con el nivel que había, pero al menos conseguí vencer mis dudas, al menos conseguí vencerme a mí misma, al menos conseguí ser valiente por intentarlo y no dejar de hacerlo.
“Tú a lo tuyo, haz tu carrera”.
Así fue que me presenté en el polideportivo Fermín Cacho de Fuenlabrada por la tarde. Primero mi pequeño corría 500 ml, lo cual me emocionaba mucho porque me encanta verle correr y pensé “¡madre mía! ¡si yo sólo tengo que correr 300 m más!”, este chiquitillo sí que es valiente… porque allí salió, disparado con todo lo que tenía dentro, dando algo más que una vuelta a la pista sin desfallecer, sin parar, hasta que llegó a la meta tan feliz y tan contento, eso sí, más rojo que un tomate. ¡Bien hecho Bruno!
Y llegó mi turno, así es que me fui a calentar, un trote, un poco de técnica de carrera, unos estiramientos y por fin, los últimos progresivos… ¡qué nervios! no sabía si sería calle libre, por calles y yo sin nada de idea al respecto, con lo que me volvieron a surgir las dudas. Mientras tanto, veía a las atletas por allí entrenando, tan seguras de sí mismas, concentradas, alguna con una planta espectacular y pensé “esta tía tiene que correr un huevo”. ¡Ay, qué paquete soy! Que si corría… allí estaba Khadija Rahmouni, campeona de España de 800, mientras yo intentaba probarme haciendo el ridículo y así me pasó.
Por fin nos informan los jueces, una única serie y por calles, yo por supuesto, ni puñetera idea de lo que me iba a encontrar, por no saber… no sabía ni cuando podía ir a la calle 1, tuve que preguntar en el último momento casi (otro síntoma más de mi ignorancia), así es que… hasta que no pasara los conos azules, nada de nada… ¡ahí clavé el pensamiento en el que sólo había cabida para el color azul! Y para remate, me toca la calle 8, nadie por delante, ninguna referencia y a ver cómo salgo yo de ésta. Así es que con todos mis nervios y mi arsenal de dudas, esperé el disparo de salida… ¡y a correr!
En mi mente sólo estaban los conos azules, así es que empecé a correr casi en su busca sin darme cuenta del ritmo, de si me adelantaban o no (aunque me extrañó que no me pasara nadie) y una vez allí, a la calle 1 que fue cuando ya me encontré con todas las corredoras. No sabía nada de cómo iba, sólo vi a Mario en el 200 gritando “¿pero dónde vas loca?” y entonces comprendí que me había pasado, mi mejor 200 en 32’’ y claro, llegué al 400 en 1’12’’ con lo que, había firmado mi sentencia de muerte… ya notaba las piernas tocadas y las corredoras se iban. En el 500 se retiró la primera chica, más adelante se debieron ir otras dos (no me di cuenta) y cuando iba por el último 200, pensé que me iba a morir, iba la última como era de esperar y entonces se me pasó por la mente retirarme, no podía, ya no me daban las piernas, me estaba resultando un auténtico suplicio y de nuevo, otra de las chicas (con la que había corrido la otra vez), se retiró justo delante de mí a unos 150 m de la meta.
Fue cuando me di cuenta de que aquello no tenía mucho sentido pero a pesar de todo, me dije a mí misma que no iba a abandonar, que eso sería lo último que haría… aunque llegara la última, casi andando porque el ácido láctico me bloqueó las piernas, aunque hiciera el ridículo más espantoso, aunque mis hijos me vieran llegar la última, era mejor eso… demostrarles que no hay que rendirse a pesar de todo, que hay que intentar vencer cualquier adversidad… que eso siempre es preferible a retirarte y bajar los brazos, que hay que luchar hasta el último aliento para sentirnos satisfechos con nosotros mismos, por el esfuerzo y por “haberlo intentado”. Ganar no es lo único en la vida y por supuesto, perder o llegar el último, tampoco es ningún trauma.
¡Qué últimos 100 m más largos! Ni oía, ni veía, parecía que la meta no llegaba nunca pero al final, la pasé… me vencí a mí misma y eso fue suficiente. Eso sí, nada más llegar tuve que echarme al suelo porque la cabeza me estallaba, increíble el esfuerzo, increíble lo que es el cuerpo, increíble la sensación de no poder avanzar nada en 800 m, increíble nuestra capacidad de sufrimiento y sobre todo de superación… increíble carrera e increíbles los abrazos y los besos de mis hijos, saben a gloria y son el mejor premio.
Así sencillamente, me inmolé en este 800, no conseguí mejorar mi primera y única marca, pero viví otra experiencia más. Ya sé lo que es ir en una serie rápida y con nivel, por mucho que quieras hacer tu carrera, el ritmo te lleva, es muy complicado regularte y sobre todo, cuando no tienes nada de experiencia como es mi caso. Pero bueno, algo aprendí de esto… procuraré mirar con más detenimiento la lista de inscritos y en otra ocasión que vea grandes nombres o grandes marcas, mejor me voy a las gradas y disfruto de la carrera desde allí.
Sólo me queda… seguir probando, seguir corriendo, seguir mejorando.
1 comentario:
Ánimo Raki, no ha salido esta vez, pero la siguiente correrás con más cabeza y vas a mejorar tu marca porque tienes calidad para hacerlo.
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