¡Hecho! Otra prueba más y la verdad, mira que me lo decía mi mamá… “Manolete, ¿pa qué te metes?”.
Evidentemente esto es una broma porque ni yo me llamo Manolete, ni tampoco ha sido tan catastrófico como podría parecer, es más, en líneas generales estoy contenta con el resultado.
La semana del 12 al 18 ha sido dura y no sólo a nivel de entrenamientos. Aunque supuestamente esta semana era de descarga, no ha sido así del todo. Ya os conté que la anterior estuve un poquito tocada muscularmente y no pude realizar el plan bien, con lo que ha habido algún que otro cambio y en esta ocasión le hemos dado un poco de “vidilla” al cuerpo. Han salido tres entrenos exigentes pero que me dejaron muy satisfecha, con rodajes de 12 km a 4’45 y algún progresivo bajando de 4’00 en compañía de mi amigo José Luis, si no hubiera sido por él, seguramente no habría llegado a ese ritmo yo sola (y es que todos entramos al trapo en cuanto nos pican un poquito). Aún así, continúo con las molestias musculares. Y decía lo de que no sólo a nivel de entrenamiento porque el pensar en el debut me ha presionado, me he pasado toda la semana nerviosa y pensando en ello, la distancia, la modalidad en sí, el ritmo, el terreno y en definitiva… en qué es exactamente un cross y cómo afrontarlo (todo porque mucha gente me ha dicho que son muy duros).
Para remate, además, esta semana ha estado llena de acontecimientos lúdicos festivos que han penalizado un poco mis energías y mis fuerzas, pero es lo que tiene la Navidad y me gusta disfrutar de ella. Así pues, cerraba la semana precisamente con una cena de amigos en la que tenía que controlarme para poder estar fresca al día siguiente y con una llamada que me decía “menos mal que vienes mañana, se nos han caído dos de las chicas y al final sólo somos tres para formar el equipo y no hubiéramos podido competir”.
¿Quería presión? ¡Pues toma “dos tazas”! Si ya tenía mis sospechas de que no dormiría la noche del sábado (ya sabéis que me pasa siempre antes de una competición), ahora ya era confirmado que no lo conseguiría. He estado nerviosa por el estreno tanto en el cross, cómo por el club (primera vez cómo cangura), pero al menos existía un pequeño relax porque el equipo que llevábamos al campeonato estaba sobradamente preparado y yo sólo era “el quinto elemento”, ahora la cosa se complicaba y tenía una responsabilidad que me puso los pelos de punta… era la tercera y no podía fallar.
La noche no fue fácil, dolor de cabeza, revuelta por la cena, un sueño interrumpido… ¿nervios? Todo lo que se puede pedir como pre-competición, pero que fue inevitable.
Y amanece el domingo 18 de diciembre. A las 8:30 h estaba en pie, no parecía que los nervios me dominasen excesivamente pero después de la noche tan intensa, me encontraba algo cansada y apenas pude probar bocado (un zumo y medio plátano). Me despido en casa y con las mismas, me fui a Parla dónde había quedado en torno a las 9:15 h con mis compañeras de equipo. Llegué al parque donde se disputaría el campeonato y busqué entre todas las carpas que allí había, la azul del Canguro. Iba algo ensimismada cuando oí que me llamaban y allí estaba Pepe (el delegado) con Lourdes, una de mis compañeras. Nos saludamos, nos presentamos y esperamos a que llegaran más compañeros para terminar de montar la carpa, lo cual hicimos al ratito, pues llegaron Patricia y Marine junto con otro compañero de quien no recuerdo el nombre (perdón por mi memoria pero espero aprenderme pronto el de todos).
Terminada la faena, dejamos las mochilas dentro, le dimos nuestros DNI a Pepe para que nos pasara el control, nos entregó los dorsales y el chip, nos fuimos a calentar, busqué por los alrededores a mi tío pero no le encontré, inspeccionamos un poco el circuito (formado por una parte de 500 y otra de 1.500 m a las que se darían dos vueltas) y he aquí la primera cuestión, ¿clavos? ¿sí o no? Yo estaba flipando, entre el ambientazo que había, el buen rollo que se respiraba, las categorías inferiores corriendo y dándolo todo, animación, el nuevo reto a punto de producirse, el circuito con el sube y baja, giros, barro, césped y además… a ponerse las zapas de clavos que tan sólo había probado el día anterior haciendo unos progresivos y pensé “¿sabré correr con esto? Espero no quedarme clavada o caerme o ¡qué sé yo!”, pero confieso que me apetecía mogollón estrenarlas y ver de verdad qué era eso de correr con unas zapatillas que no pesan nada y que llevan clavos. Así es que a pesar de los nervios, estaba muy emocionada y por supuesto, dispuesta a darlo todo.
Así pues, unos 10 minutos antes pasamos por el control de atletas, comprueban que estamos todo el equipo y nos vamos a la cámara de llamada, de dónde ya no puedes salir. Hacía sol, buen día, aunque frío pero yo no lo notaba y en esos momentos se me vinieron a la cabeza los últimos consejos, “intenta regularte, si al principio sales muy fuerte, frena y piensa en coger un ritmo que no te vacíe”, “deja para el final todo lo que tengas” “suerte y disfruta!”. Últimos momentos de cháchara, algunas fotillos y por supuesto un abrazo entre todas las chicas para desearnos suerte, donde me dijeron “tranquila Raquel, en este cross hemos debutado todas, disfruta del momento” y para atrás hacia la salida.
En la salida, sé que no seguí todas las instrucciones (intentaré no volver a hacerlo), pero es que me sentía muy violenta poniéndome al frente en una prueba que no sabía cómo iba a resultar, en la que era una novata, con vergüenza pensando que podría hacer el ridículo, que si me ponía la primera me pasarían todas las chicas y sobre todo, saldría disparada y descontrolada como una loca. Así es que, me puse en segunda línea y no “saqué mucho codos”. Con el corazón a 200 (supongo porque no llevé pulsómetro) escuché el disparo de salida y arranqué cómo pude, a toda velocidad y con fuerza detrás de las primeras chicas, detrás de dos de mis compañeras. No sé a qué ritmo iba, no lo puedo asegurar, quizás por debajo de 4’ porque me sentí que se me salía el corazón prácticamente al hacer la primera vuelta de 500 m, ¡qué sensación! Giros, subidas, bajadas y cada vuelta escuchaba los ánimos, mi nombre y un “¡vamos cangura!” hasta hacer las dos vueltas de 500 m, donde me adelantaron chicas y una compañera más. Y se inicia la primera vuelta a la parte de 1.500 m, escucho otra vez “¡lo estás haciendo muy bien Raquel, ánimo!”, aunque las zapatillas me dan cierta seguridad, me siento rara e inestable, se me tuerce un poco el tobillo pero no le hago mucho caso, me voy sintiendo cada vez más vacía, sin fuerzas y pensando que me he pasado en ritmo, de poco me sirven los consejos, empiezo a flojear pero sé que no puedo parar y en ese momento me pasa una de mis compañeras que me dice “venga, pégate a mí y vente conmigo”, así es que lo intento, pero no consigo aguantar su ritmo y aunque la sigo de cerca, se me va y entonces, en uno de los giros, veo a mi tío haciendo fotos, lo que me infunde unos poquitos más de ánimos. A partir de ese momento me quedaba la última vuelta de 1.500 m, sin apenas fuerzas, pero sin dolores musculares, aunque las piernas me iban, el corazón no me daba más y casi no podía respirar, pensando que no podía parar y a punto del colapso, con unas ganas de vomitar terribles, me vinieron a la cabeza esas palabras “lo de mañana es fácil, menea el culo hasta que te entre ganas de vomitar y cuando te entre, sigue corriendo”. ¡Vaya si era cierto! pero, ¿cómo seguir corriendo? ¿seguro? ¿podré? Y me dije que tenía que seguir hasta el final, costase lo que costase, aunque bajase el ritmo pero había que cruzar la meta y luego “ya respiraré”.
Tramo final, vuelvo a ver a mi tío que me anima y acto seguido, la última subida hasta la meta, “venga aguanta, un poquito más y ya está”, subo cómo puedo, casi arrastrándome pero veo la meta y me lanzo hacia ella, corro sin fijarme en mi alrededor, no sé si hay chicas delante o detrás, me da igual, sólo quiero llegar, no oigo nada y por fin… cruzo el arco y me digo “¡bien!”, paro el crono en 16’40’’ y aunque no es lo que esperaba, me conformo con no haberme rendido y haberlo terminado. Al menos acabé por encima de la mitad, la 16ª de 34 chicas… ¿qué más se puede pedir? Siendo la primera prueba de estas características, sé que tengo que estar orgullosa del resultado, pero aún así… ¡quiero más y mejor!
Casi no puedo ni quitarme el dorsal para dárselo a la organización, con el corazón todavía a 1.000 por hora llego hasta donde estaban mis compañeras, abrazos por la carrera, Patricia y Piedad con muy buen resultado llegando las segundas en sus categorías (¡enhorabuena chicas!) y finalmente nos vamos hasta la carpa donde nos felicitan por nuestra actuación. A continuación, correrían los chicos.
Fueron los 4 km más largos y duros que he corrido en mi vida, lo pasé mal, sufrí mucho, casi hubo momentos de pensamientos negativos que conseguí desechar, pero en resumen disfruté y lo pasé genial. Creo que lo más importante es la sensación de satisfacción que te invade cuando cruzas la meta porque te das cuenta de que el esfuerzo y el trabajo que estás realizando día a día, tiene unos resultados y una recompensa.
Eso es indescriptible.
Y el resultado final no podría haber sido mejor, los dos equipos femeninos quedamos subcampeonas y en cuanto a los equipos masculinos, dos de los tres que se presentaron, también se erigieron como subcampeones.
Y ahora… ¡a por el siguiente!
9 comentarios:
Enhorabuena Cangura ;-)
Muy buen debut!
Bravo Raki!!! No hay nada que se te ponga por delante!!
Empezar con un segundo puesto no está nada mal, estoy seguro que el primero caerá muy pronto.
Aunque ya te diera mi enhorabuena en persona, lo repito aquí, esta vez por escrito que es como más oficial.
Besos Raquel.
Enhorabuena campeona!! Por cierto quién te dijo “lo de mañana es fácil, menea el culo hasta que te entre ganas de vomitar y cuando te entre, sigue corriendo” ¡Vaya un consejo!
Enhorabuena por ese debut, Raki. No has ido mal acompañada para enfrentarte a tu primer cross. Cuidadín, que enganchan.
Un besote,
Enhorabuena y felices fiestas.
¡Dios! Qué angustia de crónica para tan sólo 4 Klms. Habría que ver lo que es para ti arrastrarse, jeje. Sólo por el resultado, yo lo veo como un más que buen debút. El próximo te lo comes.
He apendido un montón leyéndote, ¿sabes? No sabía nada de esas zapatillas. Siempre creí que etan más pesadas.
Muchas felicidades, Campeona.
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