Parece que no fuera a llegar nunca, pero te das cuenta de que el tiempo no se detiene, sigue su curso imparable y todo llega tarde o temprano. Y aquí está, lo que podría considerarse el último día del año laboral, el último día de la temporada, el último día de este intenso ciclo.
Hoy es momento de hacer un balance, de mirar hacia atrás y analizar lo que he hecho, porque creo que las vacaciones, en algún sentido y en muchos ámbitos, son como un “punto y aparte”, un “vuelta a empezar”, un “reset” y tras su disfrute un “suma y sigue”… hoy en día no es tan típico tomar como referencia el año natural de enero a diciembre, depende de lo que medimos, así pautamos y el ciclo, se repite.
Aquí estoy, reflexionando sobre lo que ha sido este año deportivo (del laboral no voy a hablar, no me apetece), porque hoy toca colgar las zapas y descansar, hoy ha sido el último entrenamiento por el parque (11 km muy agradables con mis compañeros de trabajo), así es que toca dejar que la mente vuele hacia otros lares distintos de los caminos, los parques o el asfalto… que el cuerpo vaguee, que apenas se mueva, que duerma…
Aunque no lo parezca, ha sido un año complicado y duro, pero también he vivido y disfrutado mucho. Ahora que echo la vista atrás me digo “definitivamente ha merecido la pena, estoy satisfecha de mis decisiones”.
Si la temporada empezaba en septiembre, ese mes fue un punto de inflexión en mi vida, por motivos personales que quizás algún día cuente, tuve que tomar una serie de decisiones que han marcado mi camino hasta ahora (probablemente hasta más allá, hasta el futuro), en lo personal y en lo deportivamente hablando… un giro inesperado, un alud de sensaciones, una auténtica montaña rusa de la que creo todavía no he conseguido bajar. Septiembre del 2011 lo recordaré toda la vida… y vino la primera decisión importante, seguir adelante, luchar hasta el final, “morir” por lo que de verdad importa.
Octubre no fue mucho mejor (como podríais ver en las entradas de aquellos días), pero estuvo lleno de emociones, de entrenamientos difíciles y en la mente, un gran objetivo… eran los últimos días antes del maratón de Nueva York. Como dice el refrán “cuando se cierra una puerta, una ventana se abre” y es que donde yo creía un apocalipsis, se abría todo un nuevo mundo de posibilidades, cosas inexploradas, grandes retos… empecé a aprender, empecé a comprender, descubrí dónde está el valor de ciertas cosas y tomé la siguiente decisión. Hoy tengo mucho que agradecer aquellas palabras que todavía leo de vez en cuando: “ser atleta significa no darte nunca por vencido, poner tu cuerpo más allá de la extenuación para conseguir la victoria, que la derrota sea un aliciente para volver a ponerse de pie y regresar a la lucha, un verdadero atleta jamás se rinde”. Empezaba una nueva etapa.
Con aquél empujón llegué a noviembre y al NYM, un sueño realizado y altamente cumplido (tenéis mi crónica), con todo lo que ello envolvía y suponía… no fueron unos simples 42 km, significaron mucho más. Un ligero descanso y vuelta a la carga, había decidido dar un salto cualitativo y cuantitativo, sabía que me iba a costar mucho, sabía que no sería coser y cantar, pero me dije… “¿Y por qué no? Si no lo hago ahora, quizás nunca tenga la oportunidad. Prefiero probar y estamparme, a vivir eternamente en la duda por no haberlo intentado”.
Y tomé una nueva decisión: dejar el club en el que estaba y empezar etapa en uno nuevo. No me fue fácil dejar a unos amigos con los que nací como corredora y compartí algo más de 3 años de carreras y experiencias, despedirme con explicaciones efímeras lejanas a la verdad, dejando una imagen de “la sobrada que va en busca de altos vuelos” y que para nada se correspondía con todo aquello… me dolió mucho, pero no tuve opción, hoy no me arrepiento porque gracias a “esta cadena de casualidades” estoy ahora viviendo el atletismo desde lo más profundo y entre otras cosas, me mostró el cariño de quienes siguen a mi lado a pesar de todo… ¿amigos o conocidos? A veces utilizamos las palabras de forma gratuita y arbitraria, pero la vida te las enseña de verdad. A finales de noviembre, fichaba por el que es mi club de atletismo actual.
Tampoco fue fácil llegar al nuevo grupo porque a mi edad, con mi carácter, el pudor y el miedo, encontrar tú sitio… algunas cosas se hacen complicadas, pero me ayudaron mucho. Siempre atentos, encantadores y amables, fomentando la integración dentro del equipo, con ánimos y motivación por todos lados… me han convencido, estoy a gusto y creo que son una gran familia de auténticos atletas (he flipado viéndolos correr a ritmos de escándalo) y mejores personas. Desde diciembre, cuando debuté en mi primer cross (todavía recuerdo las ganas de vomitar en tan solo 4 km) hasta el Campeonato de España en febrero, otro sueño impensable para una simple corredora como yo (me temo que no soy consciente de la dimensión de todo esto, también tenéis la crónica), he disfrutado y vivido lo que es estar en un club que está en grandes competiciones, en infinidad de disciplinas y modalidades, con personas de todo tipo que se dejan la piel por sus colores y al que espero corresponder por mucho tiempo.
Y el tic de la cuestión: para recorrer todo este camino he trabajado y entrenado duro (al menos a mí me lo ha parecido aunque pueda no haber sido suficiente), he tenido momentos dolorosos y de flaqueza, llenos de tensión, de nervios e incluso llantos… pero aún lesionada o cuando creía no tener fuerzas, me he levantado y luchado con ilusión, no he parado, he seguido ganas y con esperanza… ellos han sabido sacar lo mejor de mí con paciencia, cariño y mucho apoyo. Así es que puedo decir que lo he conseguido, porque ha sido una experiencia increíble donde me he divertido, me he enriquecido y hasta he llorado de alegría.
Esto no ha acabado… como he dicho, es sólo un punto y aparte, después de las vacaciones vendrán más entrenos, más competiciones, más nervios, más alegrías, más… intentaré controlarme (sobre todo emocionalmente), ponerme a la altura de mis compañer@s y darlo todo, aunque sé que tengo un duro trabajo por delante, que este año será aún peor, que habrá muchas más cuestas y series, más fuerza y calidad, más entrenos… pero no me importa, es lo que quiero, es lo que he decidido y aunque sufra… ¡disfruto con ello! Qué paradoja, ¿verdad? ¡Cómo mola poder sufrir corriendo! Y es que todo tiene su explicación, porque sin esfuerzo no hay recompensa, sin sufrimiento no hay victoria, sin trabajo no hay resultado… y no hay nada como sentirse realizada, satisfecha con una misma cuando después de todo ese sacrificio, cuando notas que te falta el aire y el corazón se te escapa, consigues cruzar una meta y decirte “lo he logrado, he podido”. Insisto, lo más importante: poder correr.
Y termino contando mi final de temporada. Después de marzo y abril prácticamente parada (es cuando aprecias ese “poder correr”), en mayo trotando de poquito en poquito, recuperarme de la lesión, la adaptación a las plantillas (se me va un dolor y me aparece otro) y demás historias, empecé a salir de nuevo a correr, cuando me veía con ganas o me apetecía. Llegó el calor y con él, los madrugones y los entrenos por el Juan Carlos I a las 7:00 de la mañana, con la fresca, poco a poco pero de forma regular y con calma, fui cogiendo algo de forma (no mucha la verdad, para que nos vamos a engañar), pero suficiente como para permitirme hacer alguna carrerilla a primeros de junio y sobre todo, volver a sentir ganas por entrenar y esforzarme… podría decir que junio y julio (hasta hoy), ha sido cuanto menos, curioso y muy divertido: 8 semanas de entrenos algo más fuertes, volver a despertar y mi primer contacto con la pista.
Me lo he pasado en grande, ante todo por volver a disfrutar de los entrenos sin dolor, recorriendo un parque donde daba los buenos días a Madrid en compañía de mi hermana; por haber realizado algunos entrenos “sorpresa” con muy buena (y también nueva) compañía, consiguiendo que lo duro parezca fácil; por ese primer contacto con la pista que ha hecho “me pique el gusanillo”, aunque he de decir que me parece durísima y requiere de un gran trabajo físico y sobre todo mental (esto va a ser lo más difícil), me gusta y me apetece, eso sí… con mucho respeto, no es cualquier cosa, además en el último entreno me puso en mi sitio y me enseñó quién manda (no me doy por vencida). Y en definitiva por haber llegado hasta aquí, porque hoy aparco las zapas con la sensación de que he trabajado estas semanas a tope, hemos llevado mi cuerpo hasta un pico de forma con un objetivo claro (que puede o no ser entendido, pero a mí eso me da igual porque yo sé en quién confío) y aunque haya reventado, me sienta cansada y agotada (esta última semana ha sido para rodar libremente), me voy con la sensación de no haber perdido el tiempo en la última fase de la temporada, de que ha merecido la pena y sobre todo, con muchas ganas de volver a por más.
Gracias a tod@s los que me habéis acompañado y soportado en este ciclo… por vuestros ánimos, apoyo, ayuda, paciencia, cariño… todo eso y más. ¡Disfrutad de vuestras vacaciones y ese merecido descanso que seguro os habéis ganado! Yo desde luego, lo necesito.
Y como supuestamente este blog es sobre atletismo (aunque parezca una novela), para los más interesados en la materia, os dejo mis entrenos de las últimas semanas. Seguro que a algunos os parecerán “de nenas” y flojos, otros los podréis criticar, espero que alguno piense que menudo trabajo y “¡qué caña!”, os podrán gustar o no… pero ahí están y a mí me han costado “sudor y sangre”. Yo los he vivido y sufrido, vosotros podéis discutirlos… ;-)
Semana del 11 al 17 de junio
1- 25' suaves + 10x100 progresivos
2- 30' cómodos + 15' progresivos
3- 50' suaves
4- 50' suaves
5- 5 km calentamiento + TC en cuesta + fuerza
Semana del 18 al 24 de junio
1- 30' suaves + fuerza de tren inferior
2- 45' progresivos
3- 50' suaves
4- 30' suaves + 4 x100 progresivos
5- Test: 1.500 + 1.000 + 400 (primer contacto con la pista: hecho en 5’50 + 3’50 + 1’19 y casi vomito por el esfuerzo, ¡qué largas se me hicieron las vueltas!)
Semana del 25 de junio al 01 de julio
1- 30' suaves + fuerza de tren superior
2- 20' calentamiento + 10x100 cuestas al 80% + 15´en progresión
3- 35' suaves + fuerza
4- 10 km progresivos
5- 10 km suaves + 5x200 pista sub 38´´ (segundo contacto con la pista: series en 33", 35", 37", 36", 32" y con dudas… me lo pasé bien… eso sí, tengo que mejorar mucho mi técnica porque… ¡uf!)
Semana del 02 al 08 de julio
1- 4 x (2 km 5:00 + 1 km 4:45) + TC
2- 10 km + progresivos + fuerza
3- 4 km calentamiento + 2x15 PA
4- 10 km a 4:50 + 4x100 + fuerza
5- 4 km + 3x1.000 (tercer contacto con la pista que me puso en mi sitio: los 2 primeros miles sub 4:00 pero en el tercero, colapsé, me bloqueé mentalmente y paré en el 600 m, no sé si iba demasiado deprisa o simplemente… no era el día)
Semana del 09 al 15
1- 10 km suaves
2- 10 km en progresión acabando a 4:30
3- 6 km a 5:00 + 4 km a 4:35 + 2 km a 4:20
4- 6-8 km suaves
5- 6-8 km suaves
Semana del 16 al 22 de julio: trotando a gusto del consumidor.
Nos vemos a la vuelta.
1 comentario:
Vaya un año tan intenso, muchacha...
Dice una canción de Fito que "lo que me llevará al final, serán mis pasos, no el camino"... y eso estás haciendo tú, dibujando tu meta zancada a zancada, decisión a decisión.
Pequeños pasitos, en la dirección correcta, disfrutando de lo que haces y transmitiendo tu alegría a la gente que está a tu alrededor.
Disfruta de esas merecidas vacas. Un besote,
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